Lecciones de las aves
«Pregunta a las bestias o a las aves: ellas te pueden enseñar» (Job 12: 7).
La golondrina de mar es un ave que bate el récord entre todas las aves migratorias. Estas aves anidan en Alaska y al norte de Canadá, dentro del círculo ártico, y de allá vuelan hasta las islas más australes de Sudamérica. En lugar de regresar por la misma ruta, hacen el vuelo de retorno por una ruta diferente, cubriendo así cuarenta mil kilómetros. El chorlito dorado del Pacífico es un pajarito precioso que anida en la parte norte de Alaska y Siberia. Emigra todos los otoños a las costas del Pacífico, luego vuela más de cuatro mil kilómetros hasta las islas de Hawái y continúa otros once mil kilómetros hasta llegar a Australia y Nueva Zelanda. La curruca de garganta blanca, de la Europa Central se va todos los años hasta el extremo Este del Mediterráneo. Luego hace un misterioso cambio de ruta y se va hacia el sur, a la región de los lagos de África Central.
¿Qué podemos aprender de estas maravillosas criaturas que Dios ha creado? ¿Qué nos enseñan sobre la vida o sobre nuestra relación con Dios?
Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, así como lo tiene para cada ave que vuela por los cielos. Él sabe cuándo debemos partir y cuándo debemos volver, cuándo debemos cambiar de rumbo y cuándo debemos permanecer donde estamos. Nos ha dado talentos y dones para cumplir nuestra misión, al igual que las aves tienen alas para volar. Asimismo, Dios nos cuida y nos protege, nos provee y guía por el camino correcto. Pero a diferencia de las aves, nosotros tenemos libre albedrío para obedecer o desobedecer a Dios, confiar o desconfiar de él y amarlo o rechazarlo, cada elección de estas con consecuencias eternas para nosotros. Hace más de dos mil años Jeremías notó la llegada anual de aves migratorias y dijo: «Aun la cigüeña en el cielo sabe cuándo debe volver. La tórtola, la golondrina y la grulla saben cuándo deben ir a otro lugar. En cambio tú, pueblo mío, no conoces mis leyes» (Jeremías 8: 7).
En sus vuelos migratorios las aves parecen seguir instintivamente el plan de Dios para sus vidas. Y tú, ¿estás siguiendo el plan de Dios para ti? Aprende de las aves y ponte en las manos de Dios.