Más allá de lo legal
Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. 1 Corintios 10:23.
Cuenta Peter Godwin, nacido y criado en África, que su madre era una médica muy especial. Hubo un tiempo en que curaba a niños en Mozambique y en que, a pesar de la prohibición de dar medicamentos a los nativos, ella los vacunaba. Peter rememora cómo, junto a su madre, regalaba terrones de azúcar con medicinas para la polio. ¿Por qué actuaba así esa noble médica? Porque la bondad llega más lejos que la legalidad. Años después, siendo periodista, Peter llegó a esa zona de conflicto y fue capturado por algunos militares en combate. La situación era muy tensa, y parecía que tendría un final dramático hasta que uno de los soldados le preguntó su nombre.
–Godwin –contestó él.
–¿Como la doctora Godwin? –preguntó el soldado.
–Soy su hijo –respondió el periodista.
El soldado sonrió y le mostró la cicatriz de una vacuna. Peter Godwin sintió, aquel día, el alcance de la bondad.
Hay muchas cosas que están permitidas, son legales, pero hay cosas mejores, también legales. Debo ser tolerante con los demás, pero es mejor ser respetuoso. Debo ser educado, pero es mejor ser, además, amable. Debo ser un buen vecino, pero es mejor ser un buen amigo. Debo instruir a los que vienen detrás de mí, pero es mejor convertirlos en personas maduras y equilibradas. Debo cumplir con la ley, pero es mejor ser bueno.
Jesús superó la legalidad e hizo lo que convenía. No tenía ninguna necesidad de nacer como uno de nosotros, pero lo hizo porque nosotros sí lo necesitábamos. Lo legal era que, por pecar, muriésemos. Y decidió que era bueno que, sin pecar, muriera él. Como dice Pablo en Romanos 5:6 al 8: “Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguien tuviera el valor de morir por el bueno. Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. La Cruz es el abrazo de la Ley y la Gracia, la Justicia y el Amor, lo que se debe hacer y lo que es bueno.
Llegará el día del Juicio, un momento de profunda tensión, y el enemigo intentará inculparnos. Será entonces cuando Jesús, con entrañable mirada, exhibirá sus cicatrices. Y, entonces, sabremos cuán poderosa es la bondad.