Matutina para Jóvenes | Domingo 14 de Julio de 2024 | El pozo sin agua

Matutina para Jóvenes | Domingo 14 de Julio de 2024 | El pozo sin agua

El pozo sin agua

«Mi pueblo ha cometido un doble pecado: me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y se hicieron sus propias cisternas, pozos rotos que no conservan el agua» (Jeremías 2: 13).

Cerca del pueblecito, había una granja abandonada. El pozo que se encontraba allí ya no producía agua, por lo que un hombre decidió comprar la granja con la intención de contratar a un equipo de perforación para abrir un nuevo pozo. Un viejo agricultor local sugirió al nuevo propietario: «¿Por qué no limpia el antiguo pozo? Antes producía agua dulce en abundancia». Esta fue una excelente idea, y los obreros comenzaron a trabajar en el pozo. Sacaron tierra, arena y piedras, y después de un arduo trabajo, finalmente lo limpiaron. Pocos días después de la limpieza, el viejo pozo se llenó de nuevo con agua fresca y pura.

De manera similar, en algunos casos, la mente de los jóvenes se llena de basura: el abuso de las redes sociales, las canciones mundanas, las películas inmorales, los videojuegos cargados de violencia y otros desechos que la contaminan. Como resultado, dejan de fluir las ideas y los pensamientos puros, nobles y edificantes. Ya no piensan en superarse ni en la necesidad de estudiar seriamente para cultivar y enriquecer sus mentes, tampoco surgen del pozo cegado de la mente pensamientos constructivos ni acciones de gracia y adoración a Dios.

Cuando el pozo de la mente de un joven o una señorita ha quedado obstruido con la basura de las preocupaciones mundanas, la única forma de limpiarla es por la obra del Espíritu de Cristo, la fuente de agua viva. Jesús dice: «El que beba del agua que yo le daré, nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré se convertirá en él en manantial de agua que brotará dándole vida eterna» (Juan 4: 14).

Limpia el pozo de tu mente y bebe agua de la Roca que es Cristo. Su Espíritu te dará sabiduría, amor y poder. Así demostrarás que eres un verdadero discípulo de Jesús y que tienes agua viva en su interior. Recuerda lo que dice el salmista: «Como ciervo que brama por las corrientes de agua, así mi alma clama por ti, mi Dios» (Salmo 42: 1, RVC). Que ese sea el anhelo de tu corazón: estar cerca de Dios y beber de su fuente inagotable.

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