Matutina para Jóvenes | Domingo 16 de Febrero de 2025 | Sansón: el joven que no sabía

Matutina para Jóvenes | Domingo 16 de Febrero de 2025 | Sansón: el joven que no sabía

Sansón: el joven que no sabía

“Sansón se despertó, creyendo que se libraría como las otras veces, pero no sabía que el Señor lo había abandonado” (Juec. 16:20)

La historia de Sansón es uno de los relatos más conmovedores de la Biblia. A pesar de haber sido agraciado con notables dones, en Jueces 16 encontramos cómo el hombre más fuerte de la historia sucumbió a consecuencia de sus desacertadas decisiones. Entre las sombras que marcaron la vida de Sansón, resulta especialmente desgarrador el comentario que hace el narrador en el versículo de hoy. Al encontrarse rodeado de enemigos al despertar, Sansón confiaba en librarse como en otras ocasiones, pero no comprendía que, en ese momento, Dios “ya se había apartado de él”.

¡Qué triste final para alguien que estaba destinado a ser el instrumento de Dios para liberar a su pueblo! La falta de conciencia de Sansón sobre la ausencia del Señor a su lado plantea la pregunta intrigante: ¿acaso nunca reconoció cuándo Dios sí estaba con él? Parece que Sansón carecía de la más mínima comprensión de su estado espiritual. Para comprender mejor cómo llegó a ese punto, es necesario examinar la vida de Sansón desde una perspectiva más amplia: su consagración a Dios a través del nazareato.

Números 6 señala que cuando una persona se consagraba a Dios mediante el nazareato debía cumplir solo tres estipulaciones: no consumir ningún producto de la vid: vino, sidra, semillas, ni siquiera la cáscara (vers. 3-4); no podía acercarse a los cadáveres (vers. 6-11) y no podía cortarse el pelo (vers. 5). ¿Cómo le fue a Sansón con los requisitos de su consagración? Jueces señala que en varias oportunidades Sansón estuvo en viñedos y lugares donde se cultivaban uvas (14:5, 15:5, 16:4); también lo vemos rodeado de cadáveres humanos y de animales (14:8-9, 19, 15:15), lo único que todavía lo conectaba con Dios era su abundante melena. Sansón parecía un nazareo, pero era un cascarón hueco, y cuando su pelo cayó al suelo, quedó completamente desprotegido, ¡y ni siquiera se dio cuenta!

La historia de Sansón constituye un poderoso recordatorio de que lo más importante en la vida no radica en la imagen que proyectamos ni en el cumplimiento de requisitos externos de la religión. Lo más importante en la vida es conocer a Dios y desarrollar una relación sincera y estrecha con él.

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