¡Déjelos que se rían!
«¡Ay de ustedes los que ahora están satisfechos, pues tendrán hambre! ¡Ay de ustedes los que ahora ríen, pues van a llorar de tristeza!» (Lucas 6: 25).
El doctor Edward Jenner nació en Inglaterra el 17 de mayo de 1749. Fue el creador de la vacuna contra la viruela. El doctor Jenner, deseoso de salvar de la muerte a millones de personas, presentó un informe científico de sus experimentos al presidente de la Royal Society de Londres. «Le estamos haciendo un favor al no publicar este informe —le contestó el presidente—. Usted se expondría al ridículo si lo incluimos en el periódico». «Los que quieren pueden ridiculizarme, si gustan —respondió el doctor Jenner—, pero sé que lo que he escrito es la verdad. Yo mismo imprimiré un periódico con mi informe».
Aunque al principio fue desdeñado y escarnecido en su propia patria, los hombres de ciencia de otros países no se rieron. Los médicos de Francia comenzaron a vacunar inmediatamente. Catalina la Grande, de Rusia, pidió a sus médicos que vacunaran a todos los habitantes de su imperio. Napoleón ordenó que todos sus soldados fueran inoculados. En los Estados unidos, el presidente Tomás Jefferson hizo que toda su familia fuera vacunada.
El doctor Jenner poseía la clase de carácter que hoy necesitan nuestros jóvenes, para mantenerse firme en lo que sabe que es justo, sin considerar lo que digan los demás. Tú podrás ser ridiculizado por guardar el sábado, o por creer en la Palabra de Dios en esta era científica moderna. Pueden reírse de ti porque no participas en las diversiones mundanas. Pueden mofarse de que creas que Dios contesta las oraciones.
¡Déjalos que se rían! Llegará el día cuando los que se burlan de ti desearán haberte seguido. Clamarán a las rocas y a las montañas que los escondan del rostro de Jesús, a quien verán venir en las nubes del cielo. Mientras tanto, tú estarás entre los que le darán la bienvenida con gozo y alegría, y recibirás la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman. Así que no te desanimes ni te avergüences de tu fe. Sigue el ejemplo del doctor Jenner y defiende la