El precio de una mala elección
«Pero sus padres le dijeron: “¿Para qué tienes que ir a buscar esposa entre esos filisteos paganos? ¿Acaso ya no hay mujeres entre nuestros parientes, o entre todos los israelitas?”. Sansón respondió: “Esa muchacha es la que me gusta”» (Jueces 14: 3).
Pocos jóvenes han tenido alguna vez mejores oportunidades para alcanzar el éxito que Sansón. Era de buena familia, Dios tenía un plan específico para su vida, había sido criado en una atmósfera de oración y amor. Tenía una personalidad atrayente, fuerza física inusitada y una notable capacidad como dirigente. Pero este joven prometedor no tenía paciencia para permitir que Dios o sus padres lo guiaran en sus asuntos personales. Encontró a una mujer filistea y deseó tenerla inmediatamente. Sus padres intentaron hacerle entrar en razón, le recordaron que en Israel había también muchas jóvenes de buena formación, le advirtieron del peligro de casarse con una mujer de un enemigo, pero él se obstinó en su elección y no aceptó el consejo. No tenía argumentos razonables, simplemente decía: «Esa muchacha es la que me gusta».
Un gran número de jóvenes de hoy en día parecen seguir el ejemplo de Sansón. Su filosofía es: «Ustedes esperaron, nosotros no vamos a esperar». Trabajar y luchar por el éxito futuro no es una idea que acepten fácilmente. La moral cristiana tradicional que posterga la experiencia sexual hasta el matrimonio ya no es válida para ellos. Para combatir el aburrimiento de la vida, muchos recurren al uso de drogas. Sansón probablemente se sentiría en familia en este entorno, y podría haber sido un líder en la revuelta contra las normas morales sin tener ningún escrúpulo de conciencia.
Tanto Sansón como muchos jóvenes modernos parecen rechazar la idea de asumir la responsabilidad por sus acciones. Buscan emociones y sensaciones inmediatas, sin importar las consecuencias de sus actos. El peso de la vida y sus obligaciones no son de su interés, solo les importan las recompensas. La historia del fracaso de Sansón debería servir como una advertencia para la generación actual, recordándoles que en el futuro cada uno cosechará los resultados de sus decisiones imprudentes del presente. ¿Qué valores y principios deberían guiar tus decisiones personales y amorosas? ¿Cómo puedes cultivar la paciencia y la confianza en el plan de Dios para tu vida? No seas como Sansón, escoge sabiamente y no te arrepentirás.