La luz en el congelador
Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:15, 16.
A veces me pregunto cómo serían las parábolas de Jesús si hubiese vivido en nuestra época tecnológica y artificial. Como somos urbanitas, no siempre entendemos lo que quería decir con tanto asunto de siembra, cosecha, ganado, árboles o rediles. Apenas si reconocemos un arándano en el supermercado. Creo que la comparación de Mateo 5:15 y 16 sería algo así: “No se toma una bombilla y se pone en el congelador, sino en la nevera, para que nos enteremos de dónde está la comida. Iluminad con vuestra luz a las personas, para que vean cómo lo hacéis y conviertan a vuestro Padre celestial en tendencia”.
¿No se han preguntado por qué, en los frigoríficos, los congeladores no tienen luces? La respuesta es fácil: no son necesarias. El tiempo que mantenemos abierta la puerta del congelador es mínimo y sería un gasto inútil. Otra cosa es la luz de la nevera. ¡Qué eficiencia! Pensando solo en nosotros, los usuarios hambrientos de los contenidos de dicho electrodoméstico. Es cerrar la puerta y, voilà!, se apaga la luz. Da luz a quien lo necesita y mi zumo de naranja se mantiene mejor en la oscuridad.
Jesús, con esta parábola, desea que nos expongamos, no porque lo hagamos bien sino porque lo público implica responsabilidad. Es relativamente fácil ser cristiano entre los nuestros, con nuestro lenguaje común, nuestros chistes al uso, nuestros amigos de toda la vida. Otra cosa es presentarte a la sociedad y comentar lo que Jesús propone. Es el momento de revisar tu interior para ver si alberga una vida espiritual fresca o está congelada. Los demás pueden decir “Pero tú…” o “Mira, tú…”. La exposición nos compromete pero, a su vez, ayuda a los demás porque pueden ver atisbos de Cristo en nosotros y agradecer a Dios por ello.
Estoy cansado de ver que lo superficial se convierte en trending topic (tendencia). Como si lo que ofrece Jesús no fuera muchísimo más interesante.
Quizá debiéramos tener la sana osadía de convertirnos en youtubers, bloggers, instagramers, influencers, vecinos, compañeros de trabajo o de clase, amigos que expresan lo que creen. A lo mejor no es tan difícil abrir la puerta de la nevera y dejar que se conecte nuestra luz. Hay mucha gente que la necesita, que te necesita. Ilumina de tal manera que Dios se sienta orgulloso de ti.