Matutina para Jóvenes | Jueves 11 de diciembre de 2025 | El sueño de Billy

Matutina para Jóvenes | Jueves 11 de diciembre de 2025 | El sueño de Billy

Matutina para Jóvenes

«Pon tus actos en las manos del Señor y tus planes se realizarán» (Prov. 16:3)

En 1959, en plena Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, Billy Graham obtuvo el permiso para ingresar al territorio soviético con una condición: no realizar eventos públicos. Ante la pregunta de qué puede hacer un predicador en un lugar donde no puede predicar, Billy optó por visitar el famoso Estadio Central Lenin en Moscú. A pesar de estar vacío, «parecía un lugar imponente sin las multitudes de espectadores rusos. Billy se encontraba allí, frente a la gente, predicando la buena nueva de Cristo en un país donde Dios era ilegal». Ante la limitación, la única opción de Billy fue inclinar su cabeza y orar para que Dios lo trajera de vuelta algún día para «compartir el evangelio».

Aunque Graham recibió críticas de muchos compatriotas por su visita a ese país, su sueño de que el evangelio atravesara la famosa Cortina de Hierro persistía como un fuego interno. En 1982, regresó a la Unión Soviética y, tras su regreso, en una entrevista, le preguntaron: «¿Por qué no predica aquí, en casa? ¿No hay gente en los Estados Unidos que necesite su ministerio? Sus críticos dicen que su ego lo impulsa a buscar un ministerio mundial». Respondiendo, Graham afirmó: «No es mi ego, es mi llamado. Jesús dijo: «Vayan y prediquen el evangelio a todas las naciones»».

Finalmente, en 1992, más de treinta años después de aquella oración, el pastor Billy Graham regresó al Estadio de Moscú. Pero en esta ocasión, «el estadio no estaba vacío. Esta vez compartió el mensaje del amor de Dios frente a cincuenta mil personas», y «unas treinta mil más estaban afuera, viendo la cruzada en pantallas» (Harold Myra y Marshall Shelley, Secretos del liderazgo de Billy Graham [Vida, 2006], pp. 146-151). Después de más de tres décadas de espera, Dios abrió las puertas.

La experiencia de Billy me trae a la mente las palabras del Sabio: «Pon tus actos en las manos del Señor y tus planes se realizarán» (Prov. 16:3). Sin embargo, es esencial reconocer que «al hombre le toca hacer

planes, y al Señor dirigir sus pasos» (vers. 9). No conozco tus sueños y planes, pero te insto a pensar en estas preguntas: ¿Estás orando por ellos? ¿Los has presentado ante el Señor para que el propósito divino se cumpla en tu vida? Te invito a orar, esperar y amar a Dios, porque «él cumplirá tus deseos más profundos» (Sal. 37:4). Si lo hizo con Billy, también lo hará contigo.

Deja una respuesta