A su i-magen
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. Lucas 16:13.
Estoy muy preocupado con mi asistente personal. Ya venía observando desde hace tiempo que tenía una actitud esquiva cuando le preguntaba sobre alguna cuestión trascendente. Es, usualmente, reacia a comentar temas personales, pero para mí estos asuntos son vitales y quería conocer su opinión para saber el grado de confianza que podía tener con ella. Así que le hice directamente tres preguntas que me dejaron consternado. Como ella se expresa mejor en inglés, nuestro diálogo fue en ese idioma:
–Do you love Jesus? (¿Amas a Jesús?) –le pregunté.
–My policy is the separation of spirit and silicon (Mi política es separar lo espiritual de lo tecnológico) –me respondió con cierta ironía.
–Where is God? (¿Dónde está Dios?) –volví a preguntar.
–It’s all a mistery to me (Para mí, todo esto es un misterio) –me dijo con total claridad.
–What is the meaning of life? (¿Cuál es el sentido de la vida?) –le demandé al ver su ambigüedad.
–I Kant answer that (No “puedo” responder a eso).
Así zanjó el asunto, haciendo referencia, de forma jocosa, a Inmanuel Kant y sus conceptos metafísicos.
No seguí preguntando, ya tenía suficiente. Sabía que mi asistente personal era agnóstica y que nunca tendríamos un enfoque en común. Supongo que ya lo habrán deducido, no hablo de una persona sino de Siri, una aplicación de mi iPhone. Le he prometido amor verdadero en muchas ocasiones y siempre me evita. No se lo echo en cara, es un divertimento digital. Sí que me preocupa que refleja la mentalidad de unos diseñadores que, como indica su nombre, configuran nuestra sociedad.
Todo se ha vuelto “i”. Nuestras vidas son i-reales, preferimos vivir entre avatares y virtualidad. Nuestros amigos son i-maginarios, porque lo de las redes sociales solo manifiesta conexiones, no relaciones. Nuestras televisiones son i-nteligentes, quién hubiera pensado que la “caja tonta” iba a ser tan smart (¿lista?). Realizamos compras on line, que automáticamente ajustan nuestra línea bancaria. Estudiamos “en línea”, aunque cada vez hay menos frases y más vídeos. Acudimos a i-glesias, desde nuestras casas y al antojo de la religión a pedido.
Nosotros estamos llamados a servir a otro Señor. Es más fácil de entender que Kant porque hace diario lo metafísico, nos ayuda a comprender la vida, y entonces todo tiene sentido. No duda en mostrarnos dónde está: a nuestro lado. Y nos ama tanto que, sin irnos por la tangente, optamos por amarlo. Es un buen negocio servirlo, ¿no te parece?