Las bendiciones del trabajo
«Procuren vivir tranquilos y ocupados en sus propios asuntos, trabajando con sus manos como les hemos encargado» (1 Tesalonicenses 4: 11).
¿Sabes trabajar con tus manos? ¿Has aprendido a gozarte con el trabajo? ¿Conoces el placer de haber terminado bien una tarea? ¿Te han enseñado la verdadera dignidad del trabajo? Si puedes contestar «Sí» a estas preguntas, eres una persona afortunada.
Muchos no quieren trabajar y piensan que las tareas manuales son degradantes. Algunos se empeñan en adquirir un grado académico, pensando que así evitarán el trabajo duro. Pero el trabajo, lejos de ser una maldición, es una bendición. «Es necesario que los jóvenes se convenzan de que el trabajo honrado no degrada a nadie. Lo que degrada es la ociosidad y la dependencia egoísta» (La educación, p. 194).
Cuando Jesús vino a este mundo, trabajó en la carpintería de su padre, con lo cual dignificó el trabajó manual. ¿Cuáles son algunas de las ventajas que se reciben del trabajo manual? Elena G. de White escribió: «El trabajo práctico estimula la observación minuciosa y la independencia de pensamiento; usado de manera apropiada tiende a desarrollar el sentido común, fomenta la capacidad de hacer planes y ejecutarlos, fortalece el valor y la perseverancia, e induce a actuar con prudencia y habilidad» (La educación, p. 198).
El trabajo manual también nos ayuda a ser más agradecidos con Dios por las bendiciones que nos da. La Biblia dice: «Todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo con todo empeño» (Eclesiastés 9: 10). Dios quiere que seamos diligentes y responsables en nuestro trabajo, y que lo hagamos para su gloria. Así podremos ser una bendición para otros y para nosotros mismos.
Jesús es el modelo perfecto de trabajo abnegado y servicio desinteresado en beneficio de los demás. Él expresó: «El Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por una multitud» (Mateo 20: 28). Victor Pauchet dijo: «El trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento».
Y tú, ¿valoras tu trabajo? ¿Qué puedes hacer ahora mismo para evitar la pereza y usar tus habilidades y talentos para glorificar a Dios y servir a los demás?