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«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Fil. 4:13, NVI)
El tardígrado, también conocido como «oso de agua», es una de las criaturas más asombrosas de la naturaleza. A simple vista, este diminuto animal apenas es visible, pero bajo el microscopio revela una increíble resistencia y capacidad de adaptación ante las situaciones más extremas.
El tardígrado puede sobrevivir en condiciones inhóspitas que serían mortales para otras formas de vida, como altas temperaturas, el vacío del espacio, la radiación y la falta de agua. Esto se debe a su gran capacidad para adaptarse al medio ambiente en el que se encuentra.
«Resistencia» y «adaptabilidad». Estas dos características del tardígrado me recuerdan uno de esos pasajes bíblicos muy conocidos, pero muy poco comprendidos: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Fil. 4:13). En algún momento, todos hemos utilizado este pasaje para referirnos a alguna meta que quisiéramos
alcanzar. Sin embargo, Pablo no tenía nada de eso en mente cuando escribió este pasaje. El «todo» aparece en el siguiente contexto: «Sé lo que es vivir en la pobreza y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez» (Fil. 4:12).
Por lo tanto, el «todo» de Pablo puede no referirse a conseguir un novio, una beca o un trabajo, sino a la capacidad de soportar cualquier tipo de situación. De hecho, en el caso del apóstol, se refería a su encarcelamiento. Por eso la versión Dios habla hoy traduce el versículo 13 de la siguiente manera: «A todo puedo hacerle frente, gracias a Cristo que me fortalece».
Al igual que Pablo, tú también enfrentarás adversidades y privaciones que pueden parecer abrumadoras. Quizás te sientas frágil y vulnerable, como si cualquier desafío pudiera derribarte. Sin embargo, Pablo asegura que tu fortaleza proviene de Cristo Jesús. Cuando confías en él y le permites ser tu fuente de fuerza, puedes enfrentar cualquier circunstancia con valentía y esperanza.
A veces nos aferramos a nuestra zona de confort, temiendo lo desconocido y resistiéndonos a los cambios que la vida nos presenta. Pero Dios ha colocado en ti la capacidad de sobrevivir y prosperar en entornos desafiantes y te asegura: «Yo, el Señor tu Dios, te he tomado de la mano; yo te he dicho: ‘No tengas miedo, yo te ayudo’ » (Isa. 41:13).