Escucha la versión en audio de este devocional.
«El Señor cuida a los justos y presta oídos a sus oraciones, pero está en contra de los malhechores» (1 Ped.
3:12)
En marzo de 2023, la cadena NBC publicó una noticia sumamente curiosa y, en cierto sentido, jocosa. Un hombre estaba llenando el tanque de combustible de su vehículo en una estación cuando dos adolescentes se le acercaron y le exigieron que les entregara las llaves del automóvil. El caballero accedió a la demanda de los jóvenes delincuentes y entregó las llaves.
Los dos jovencitos encendieron el vehículo solo para darse cuenta de que la transmisión era manual y, como ninguno de los dos sabía pasar los cambios tuvieron que huir corriendo de la escena del crimen. La noticia concluye diciendo que la policía los persiguió y los arrestó a pocos metros de la estación de combustible.
Es muy triste ver cómo muchos tratan de avanzar en la vida mintiendo, engañando o robando. Tal vez al leer esto pienses: «Pero Jorge, yo nunca robaría un auto». Estoy seguro de que los adolescentes de la noticia no comenzaron robando autos. «El robo directo y la falsedad no son pecados en los que las personas respetables corren el peligro de caer. Es la transgresión en las cosas pequeñas lo que primero conduce al alma lejos de Dios» (Consejos sobre la salud [ACES, 2014], pp. 406, 407).
En el versículo de hoy, el apóstol Pedro plantea dos opciones, y cada una de ellas lleva consigo una respuesta por parte de Dios. Por un lado, están los justos, que gozan del cuidado del Señor. Por otro lado, están «los malhechores», y Dios se opone a ellos. En algunas ocasiones, la justicia divina se manifiesta de inmediato, como ocurrió con los jóvenes de la noticia. Sin embargo, en otros casos, las consecuencias pueden llegar años después, e incluso en algunos casos, no se manifiestan en esta vida, sino que serán evidentes en el juicio final.
¿A qué grupo quieres pertenecer? ¿A los que gozan del cuidado de Dios o a los que Dios se opone? Si deseas ser de los «justos» que Dios protege, el consejo de Pedro es: «Apártate del mal y haz el bien. Busca la paz y esfuérzate por mantenerla» (1 Ped. 3:11, NTV).