Matutina para Jóvenes | Lunes 03 de Junio de 2024 | ¿Como el huevo o como la papa?

Matutina para Jóvenes | Lunes 03 de Junio de 2024 | ¿Como el huevo o como la papa?

¿Como el huevo o como la papa?

«Cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento» (Santiago 1: 3).

¿Qué tienen en común un huevo y una papa? Ambos son alimentos que se pueden cocinar de diferentes formas. Ambos tienen una cáscara o piel que los protege. Ambos tienen un interior que puede ser blanco o amarillo. Pero hay algo que los diferencia: su reacción ante el agua hirviendo.

Si pones un huevo y una papa en una olla con agua hirviendo, verás que después de un tiempo el huevo se endurece y la papa se ablanda. ¿Por qué? La respuesta tiene que ver con la composición y la estructura de cada alimento. El huevo está hecho principalmente de proteínas, que se solidifican al calentarse. La papa está compuesta de almidón, que se ablanda al calentarse. Es decir, el mismo factor externo produce efectos opuestos en cada uno de ellos.

Del mismo modo ocurre con nuestra vida espiritual. Todos pasamos por momentos difíciles, por situaciones que nos ponen a prueba, por circunstancias que nos hacen sentir como si estuviéramos en agua hirviendo. Pero no todos reaccionamos de la misma manera. Algunos se endurecen y se vuelven amargos, resentidos o desconfiados. Otros se ablandan y se vuelven más humildes, compasivos o agradecidos.

¿Qué determina nuestra reacción? No son las circunstancias en sí, sino de lo que estamos hechos. Nuestro carácter, nuestra relación con Dios. Si estamos llenos de orgullo, egoísmo o rebeldía, las pruebas nos endurecerán y nos alejarán de Dios. Así sucedió con el faraón de Egipto en tiempos de Moisés. Por otro lado, si estamos llenos de amor, obediencia o esperanza, las pruebas enternecerán nuestro corazón y nos acercarán a Dios.

La Biblia nos dice que Dios permite las pruebas en nuestra vida para probar nuestra fe y producir paciencia (Santiago 1: 2-4). También nos dice que Dios obra todas las cosas para bien de los que le aman (Romanos 8: 28). Dios no quiere destruirnos, sino transformarnos. Hoy te invito a reflexionar sobre cómo reaccionas ante las dificultades. ¿Eres como el huevo o como la papa? ¿Te endureces o te ablandas? ¿Te alejas o te acercas a Dios? Recuerda: no se trata de las circunstancias, sino del material del que estás hecho.

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