«¡Dígame que hay algo más!»
«Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán un solo ser» (Génesis 2: 24, RVC).
Una joven universitaria contactó al psicólogo Josh McDowell por teléfono y le confesó: «Durante las últimas cinco noches, he ido a la cama con cinco hombres diferentes. Me he preguntado: “¿Es esto todo lo que hay? ¿Se reduce simplemente al sexo?”». Luego, entre sollozos, se tomó un momento para recuperar la calma y la compostura, y añadió: «Señor McDowell, por favor, dígame que existe algo más». El psicólogo respondió: «De hecho, hay algo más: se llama intimidad».
La intimidad es una relación personal cercana, familiar y afectuosa con otra persona. Se trata de un estado de conexión y cercanía, tanto emocional como física. La intimidad se manifiesta de diversas formas, como el contacto físico, las experiencias compartidas y la comunicación abierta. Es un aspecto fundamental en las relaciones humanas, ya que nos permite sentirnos conectados con los demás, compartir nuestros pensamientos y sentimientos más profundos, y experimentar amor y apoyo. La intimidad puede proporcionar una inmensa alegría y satisfacción, al tiempo que nos ayuda a experimentar una sensación de plenitud en la vida.
Dios creó al hombre y a la mujer para que se complementaran y se amaran mutuamente en el sagrado vínculo del matrimonio. El sexo es una expresión de esa intimidad, pero no es lo único ni lo más importante. La intimidad también implica respeto, confianza, fidelidad y compromiso, y requiere tiempo, esfuerzo y comunicación. No se trata solo de satisfacer nuestros deseos, sino de honrar a Dios y a nuestra pareja.
Si quieres experimentar la verdadera intimidad, debes seguir el plan de Dios para tu vida. Respeta tu cuerpo y el de los demás como templos del Espíritu Santo y espera el momento adecuado para entregar tu sexualidad a la persona que Dios te ayudó a escoger. Así podrás disfrutar de la intimidad plena bajo la bendición del Cielo.
Dios tiene un propósito para tu vida y para tus relaciones, no te conformes con menos de lo que él te ofrece. ¿Cómo puedes seguir el plan de Dios para tu vida y tus relaciones? ¿Qué desafíos o tentaciones enfrentas en este sentido? Ora a Dios y pídele que te guíe y te ayude a vivir la intimidad según su voluntad y su diseño.