Matutina para Jóvenes | Lunes 1 de septiembre de 2025 | Amor incomprensible

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Matutina para Jóvenes

«El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros» (1

Juan 4:10)

Cuando mi hijo empezó a dar sus primeros pasos, en varias ocasiones trató de lanzarse escaleras abajo. Para evitar esa situación compré una puerta para cerrarle el paso. Como parte del proceso de hacer la casa «a prueba de bebés» también tapé las tomas de corriente cercanas al suelo y coloqué mecanismos de seguridad en los gabinetes de la cocina.

Hice todo eso porque amo a mi hijo, pero él no lo entendió así. Lloraba cuando no podía abrir los gabinetes, apretaba los puños y se molestaba cuando le quitaba objetos peligrosos de las manos, o cuando no podía tirarse de la cama o las escaleras.

Aunque amo a mi hijo más que a nadie en este mundo, él a veces no entiende las cosas que hago para protegerlo. A medida que crezca habrá más momentos en los que él pensará que soy «malo», «aburrido» e incluso «ignorante», cuando en realidad yo le esté mostrando amor. Mientras reflexionaba en esto me di cuenta de que él no es quien define el amor que siento, sino yo. Aunque a veces él no me comprenda, yo sé que lo amo de corazón y que haré todo lo posible por cuidarlo y protegerlo. Y algún día él lo entenderá.

Muchas veces con Dios me sucede lo mismo. Solo siento que Dios «me ama» cuando contesta mis oraciones como yo quiero, o cuando su Palabra se alinea con mis intereses. Pero cuando Dios coloca «barreras» y límites que me desagradan; cuando me lleva por un camino que me disgusta o cuando arranca de mi vida conductas y situaciones peligrosas, me enojo, aprieto los puños y lloro. Eso me indica que necesito aprender que yo no defino el amor de Dios, sino que él ya lo definió cuando me amó primero y entregó a su Hijo por mí en la

cruz.

Dios nos ama incluso cuando nos parece que no. Necesitamos asimilar que, así como un hijo crece y se da cuenta de que el amor es la principal motivación de sus progenitores, nosotros también creceremos y nos daremos cuenta de que «Dios nunca conduce a sus hijos de otra manera que la que ellos elegirían si pudiesen ver el fin desde el principio» (El Deseado de todas las gentes, p. 197). ¡Qué buena noticia es saber que Dios nos amó primero!

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