Actitud ‘pizza’
No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:9.
Debemos muchas cosas a los italianos. El mundo del arte no sería el mismo sin las pinturas y las esculturas de Da Vinci o de Miguel Ángel. El mundo de la política y la economía tampoco lo sería sin los Médici, e incluso, sin Maquiavelo. El mundo de la literatura ha bebido muchas veces de Dante Alighieri. Pero hay pocos asuntos en los que seamos más deudores de ellos que en la comida. Los italianos tomaron tres de los elementos más sencillos de la naturaleza (harina, tomate y queso) e hicieron historia. En cualquier rincón del mundo se come en “un italiano”. Una de las comidas preferidas de los niños es la pasta. Sencilla y nutritiva. Destaco, sin embargo, la pizza. ¿Por qué? Porque es un alimento muy versátil, lo soporta todo. ¿Sabías que en Florida se venden pizzas con ancas de rana y carne de cocodrilo? ¿O que en Japón, en lugar de salsa de tomate le ponen miel? ¿O que una de las mejores pizzas de Brasil lleva piña? ¿O que en Argentina, lugar donde saben mucho de pizzas, puedes comer una con dulce de leche? Lo dicho, la pizza lo soporta todo.
Permíteme la comparación. Nosotros, haciendo el bien, debemos tener una “actitud pizza”. Es muy fácil hacer el bien a los que son amigos, es lo natural. Recibimos bien, damos bien. Es muy fácil ser benigno un ratito. Hay personas que practican la bondad solo en la happy hour (la hora feliz), cuando, embargados por alguna emoción positiva, deciden que van a portarse de forma excepcional. La actitud pizza va mucho más allá. La actitud pizza hace el bien incluso a nuestros adversarios, a la gente que nos cae mal, a los insoportables, a aquellos con los que no somos compatibles. Lo soporta todo. La actitud pizza no es solo para el día de la pizza, es de pizza cada día (hablamos metafóricamente). No hacemos el bien de tanto en tanto, sino que hacemos tanto bien que nos falta tiempo.
Elena de White tiene unas palabras muy acertadas con relación a este asunto: “De nada valdrán los esfuerzos espasmódicos para realizar mucho bien, o para darnos éxito en la obra de Dios. Por la perseverancia paciente en el bien hacer, deben colaborar con Dios. Considérense siervos y jornaleros de Dios. Sean diligentes en su obra un día tras otro, y cuiden de no hacer sendas torcidas para sus pies” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 622).
Reconozco que me parecía extraña una pizza con piña, pero es exquisita. Recuerda, la pizza lo soporta todo.