Matutina para Jóvenes | Lunes 19 de Febrero de 2024 | El pescador y el turista

Matutina para Jóvenes | Lunes 19 de Febrero de 2024 | El pescador y el turista

El pescador y el turista

«En este mundo todo tiene su hora; hay un momento para todo cuanto ocurre» (Eclesiastés 3: 1).

En su libro, Parábola del pescador mexicano, Carlos Taibo cuenta el siguiente relato. En un pueblo de la costa mexicana, un paisano se encuentra medio adormilado junto al mar. Un turista norteamericano se le acerca, entablan conversación y en un momento determinado el forastero pregunta:

—Y usted, ¿en qué trabaja? ¿A qué se dedica?

— Soy pescador —responde el mexicano.

— Caramba, un trabajo muy duro —replica el turista—. Supongo que trabajará usted muchas horas cada día, ¿verdad?

— Bastantes, sí —responde su interlocutor.

—¿Cuántas horas trabaja cada día?

— Bueno, yo le dedico a la pesca dos o tres horitas diarias —replica el interpelado.

—¿Dos horas? ¿Y qué hace usted con el resto de su tiempo?

—Bueno, me levanto tarde, pesco un par de horas, juego un rato con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer y, al atardecer, salgo con los amigos.

— Pero ¿cómo es usted así? —reacciona airado el turista norteamericano.

— ¿Qué quiere decir? No entiendo su pregunta —responde el pescador.

— ¿Que por qué no trabaja más? Si lo hiciese, en un par de años tendría un barco más grande.

— ¿Y para qué? —pregunta el pescador.

—Más adelante, podría instalar una factoría aquí en el pueblo.

— ¿Y para qué? —vuelve a inquirir.

— Con el paso del tiempo montaría una oficina en el Distrito Federal.

—¿Y para qué?

— Años después abriría sucursales en Estados Unidos y en Europa.

—¿Y para qué?

— Las acciones de su empresa cotizarían en bolsa y sería usted un hombre inmensamente rico.

— ¿Y todo eso, para qué? —inquiere el mexicano.

— Bueno —responde el turista—, cuando tenga usted sesenta y cinto o setenta años, podrá retirarse tranquilamente y venir a vivir aquí a este pueblo, para levantarse tarde, pescar un par de horas, jugar un rato con sus nietos, dormir la siesta con su mujer y salir al atardecer con los amigos.

Esta parábola —entre risas— nos deja una gran lección. Ya lo decía el sabio Salomón: «En este mundo todo tiene su hora; hay un momento para todo cuanto ocurre» .

Hoy dedica tiempo a tus estudios, al trabajo, a tu familia, a tus actividades recreativas y, sobre todo, a estar en comunión con Dios.

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