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¡Cuán innumerables son tus obras, Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; ¡la tierra está llena de tus beneficios! Salmo 104:24.
Hay bastantes textos que hacen referencia a la Creación pero que no se encuentran en Génesis; ese es el caso del Salmo 104. Nos recuerda que son muchas las obras que Jehová ha realizado y que todas ellas están hechas con sabiduría. Hasta aquí, todo es bastante normal, lo extraño surge cuando nos encontramos con el final de este versículo. En varias traducciones pueden encontrar otros términos: “posesiones” o “criaturas”. Y, ¡vaya!, no parece lo mismo decir una cosa que otra. Bueno, estos pequeños obstáculos surgen cuando se lee el texto bíblico, y se debe a varias razones. La primera de ellas es la diferencia lingüística. El Antiguo Testamento, en su mayoría, está escrito en una lengua semítica que se llama hebreo. Nuestras lenguas son bien distintas de aquella lengua y no solo porque tengan otras palabras para designar los conceptos, sino porque los mismos conceptos son diferentes. Un ejemplo, nosotros identificamos las cosas por su aspecto y el hebreo por su función. La segunda se debe a la diferencia cultural; no solo pensaban distinto sino que vivían distinto. La mayoría de nosotros vivimos en ciudades. Muchos de aquellos habitaban en entornos fuertemente rurales. Nosotros hablamos de gadgets y de tecnología, ellos del estado del campo y de tipos de arado. Y la tercera se debe al desconocimiento de la historia. Hemos de conocer los detalles de su historia para entender sus textos.
Entonces, ¿qué pasa con este versículo? ¿Hace Dios negocio con nosotros o no? Bien, clarifiquémoslo en los tres niveles mencionados. La palabra en el original hace referencia a propiedades (qinyan), pero a propiedades móviles. Es un término que se suele usar para el ganado o las personas. Por lo tanto, emplear “criatura” o “posesión” es correcto. Recuerda que la mentalidad de esta época era nómada, y para un nómada no hay nada de mayor valor que sus hijos y su rebaños. En ese sentido, el versículo diría que lo más valioso en la creación para Dios son sus criaturas, incluidos nosotros. Un beneficio, por tanto, tenía que ver mucho más con el desarrollo de las criaturas que con la adquisición y la colección de seres. Cuidar y ver crecer a una oveja, proteger y ver madurar a un hijo era lo máximo que le podía acontecer a un nómada. Ese era su beneficio.
Dios, según el salmo, ha realizado multitud de productos, pero los que más le agradan son sus criaturas, los seres vivos que pueblan cada rincón del mundo. Eso nos debe hacer reflexionar, sobre todo en nuestro compromiso ecológico.