Matutina para Jóvenes | Martes 13 de mayo de 2025 | Cuanto más sencillo, mejor

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Matutina para Jóvenes

«Lo mejor que puede hacer el hombre es comer y beber, y disfrutar del fruto de su trabajo» (Ecl. 2:24)

Durante el embarazo de mi esposa, recuerdo haber visto publicidad acerca de juguetes diseñados específicamente para estimular el desarrollo mental de los bebés. Este programa proporcionaba información sobre qué juguetes eran apropiados según la edad del bebé y cómo utilizarlos para aprovechar al máximo su potencial.

Buscando lo mejor para mi hijo, decidí adquirir esos juguetes diseñados para estimular su desarrollo. Sin embargo, me sorprendí al darme cuenta de algo interesante. Cuando mi bebé empezó a agarrar objetos y a mostrar interés en su entorno, alrededor de los seis meses, observamos que no disfrutaba jugando con esos juguetes costosos, coloridos y llamativos. Prefería entretenerse con una tapa plástica, una taza color café, un colador, los cucharones de la cocina, y su juguete favorito resultó ser una bolsa transparente llena de frijoles de diferentes colores.

Al compartir con mi esposa las observaciones sobre el comportamiento del niño, sentí que algo encajaba en mi mente. Cuán a menudo nos ofuscamos por obtener objetos, bienes y experiencias costosas y sofisticadas y se nos olvida que la felicidad se encuentra en las cosas pequeñas y sencillas, esas que a menudo pasamos por alto. En palabras de John Coleman: «A pesar de contar con décadas de investigación y con miles de años de sabiduría antigua, desde el Corán hasta Confucio, a nuestra disposición, la mayoría de nosotros continúa aspirando a cosas que no tienen la capacidad de brindar sentido a nuestras vidas ni gozo».(«Three Things That Won’t Make You Happy», Harvard Business Review, 7 de junio de 2022).

El rey Salomón forma parte de la sabiduría antigua que Coleman menciona. Él fue rey (Ecl. 1:12), tuvo sabiduría sin precedentes (vers. 16), experimentó grandes placeres (Ecl. 2:1-2), comió lo que quiso (vers. 3), emprendió grandes proyectos (vers. 4-7) y fue muy rico (vers. 8).

Al final de su vida Salomón concluyó que lo mejor de la vida es también lo más sencillo: disfrutar del fruto de tu trabajo (Ecl. 2:24), alegrarte y hacer el bien (Ecl. 3:12) y deleitarte «con la compañera de tu juventud» (Prov. 5:18). Estas «pequeñeces» que nos hacen felices provienen de Dios. Hoy es un buen día para convertir esos pequeños placeres de la vida en una tendencia. Dejemos de complicarnos la existencia buscando la felicidad en lo costoso y sofisticado y disfrutemos de esos detalles simples que provienen de Dios.

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