Matutina para Jóvenes | Martes 17 de Diciembre de 2024 | No escondas tu luz

Matutina para Jóvenes | Martes 17 de Diciembre de 2024 | No escondas tu luz

No escondas tu luz

«Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa» (Mateo 5: 14-15).

Martín Lutero es ampliamente reconocido como uno de los principales líderes de la Reforma Protestante. En octubre de 1517, en Wittenberg, Alemania, Lutero colocó sus 95 tesis en la puerta de un castillo, desafiando así diversas prácticas de la iglesia de su época. Lutero llevó a cabo una labor trascendental al traducir la Biblia al alemán, lo que permitió que las Escrituras fueran accesibles para un público más amplio y promovió la difusión de los principios de la Reforma. Además, fue autor de numerosos himnos, incluyendo el famoso «Ein feste Burg ist unser Gott» [Castillo fuerte es nuestro Dios], que se ha convertido en uno de los himnos más emblemáticos de la tradición protestante.

Durante ese mismo período, otro destacado monje llamado Martín vivió en Basilea, Suiza. Él también llegó a comprender la verdad de la justificación por la fe y plasmó sus creencias en palabras: «Oh misericordioso Cristo, reconozco que mi salvación solo es posible gracias a los méritos de tu preciosa sangre. Santo Jesús, reconozco tus sufrimientos por mí. Te amo, te amo». Sin embargo, Martín de Basilea decidió guardar este tributo a Jesús y lo colocó detrás de una piedra en la pared de su celda. Pasaron casi cien años hasta que el antiguo monasterio fue demolido y se descubrió aquel escrito.

¿A cuál de los dos personajes conocías? Posiblemente a Martín Lutero, pero no a Martín de Basilea. ¿Por qué? Porque Lutero estuvo dispuesto a proclamar abiertamente sus creencias, incluso arriesgando su vida, mientras que Martín de Basilea optó por mantener sus creencias en silencio.

Tú y yo somos la luz del mundo (ver Mateo 5: 14-16). No basta con creer en Jesús y amarlo en secreto, también debemos compartir su amor y su verdad con otros. Así podremos influir positivamente en nuestra generación y glorificar a Dios en nuestras vidas. Tenemos verdades bíblicas que proclamar: el juicio, la segunda venida, el sábado, la justificación por la fe.

¿Qué tipo de cristiano quieres ser? ¿Uno que esconde su fe o uno que la proclama? Toma la decisión de ser luz para aquellos que están en la oscuridad.

Deja una respuesta