El pequeño lápiz de Dios
«Para mí, sin embargo, mi propia vida no cuenta, con tal de que yo pueda correr con gozo hasta el fin de la carrera y cumplir el encargo que el Señor Jesús me dio de anunciar la buena noticia del amor de Dios» (Hechos 20: 24).
Alfred Bernhard Nobel, un químico sueco y el inventor de la dinamita, se convirtió en un hombre muy rico. Sin embargo, antes de su muerte, se preocupó profundamente por el hecho de que su invención se utilizara en conflictos bélicos. Dado que esa nunca fue su intención, decidió destinar su dinero a establecer los Premios Nobel, con el objetivo de fomentar la paz entre las naciones. Alfred B. Nobel falleció en 1896.
En 1979, este prestigioso galardón fue otorgado a una modesta mujer yugoslava de 69 años, cuyo padre era dueño de una tienda de comestibles. Ella se convirtió en la primera persona católica en recibir dicho premio, y su nombre es reconocido en la mayoría de los países del mundo en la actualidad.
La «Madre Teresa», una humilde monja, fue galardonada con el premio Nobel, que incluía una suma de 192,000 dólares, junto con la correspondiente medalla. Este reconocimiento se otorgó en virtud de su dedicación a los pobres de Calcuta, India, así como por su labor misionera y de caridad. La «Madre Teresa» supervisaba personalmente a una comunidad compuesta por 1,800 monjas, 275 hermanos y 120,000 misioneros voluntarios en 31 países. El dinero obtenido del Premio Nobel fue destinado íntegramente a continuar su obra benéfica.
A la «Madre Teresa» no le gustaba la publicidad y no se jactaba de su obra. Su vida nos trae a la mente las palabras de Pablo en nuestro texto de hoy. Ella expresaba: «Cuando se lee una carta, nadie piensa en el lápiz. Solo se desea conocer el pensamiento de la persona que la escribió. Eso es exactamente lo que soy yo en las manos de Dios, un pequeño lápiz. Dios escribe su carta de amor al mundo a través de obras de amor».
Y tú, ¿cómo puedes ser un «pequeño lápiz» en las manos de Dios y mostrar su amor al mundo? Pídele a Dios que te use para su gloria y que te ayude a servir a los demás con humildad y alegría.