Sissi
Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, este será bienaventurado en lo que hace. Santiago 1:25.
El túnel de San Gotardo cruza los Alpes entre Alemania, Suiza e Italia. Son 57 kilómetros de túnel que en ocasiones tiene por encima hasta 2.000 metros de montaña. Es una obra de ingeniería espectacular, que lleva décadas materializándose. Cuando esté concluido, será el túnel más largo del mundo. ¿Cómo se ha podido realizar semejante tarea? Gracias al diseño de unas gigantescas turbinas, llamadas tuneladoras, que son capaces de perforar la dura roca alpina. Es muy curioso, porque esas enormes máquinas (más de diez metros de diámetro) suelen tener nombres de mujer: Gabi 1, Gabi 2, Sissi o Heidi. Su construcción responde a una exactitud propia de los suizos. Cuando Gabi 1 terminó una de sus tareas, se había desviado del plan original solo cinco milímetros. Un ejemplo de precisión, de ajuste y constancia.
Santiago habla del éxito en la vida cristiana desde una perspectiva que no siempre es común. Cree en la fe, pero en la fe activa. Cree en la gracia, pero aquella que se enmarca en los principios del amor, principios que se concretan en los mandamientos. Sabe que nuestra tarea es de largo recorrido y nos aconseja lo que hacer para salir del túnel en el lugar adecuado. Nos propone mirar atentamente la Ley, las indicaciones que Dios nos ofrece para que funcionemos bien. Deja bien en claro que esas indicaciones no nos deben esclavizar sino que nos deben hacer libres. ¿Cómo es posible esto? ¿Puede una ley hacernos libres? Por supuesto que sí, muchas declaraciones de independencia tenían por objetivo la libertad. El pecado nos esclaviza y la Ley nos permite comprender y vivir el mundo de tal manera que seamos libres en Cristo. Y esta no debe ser una actitud puntual sino constante. No se construye un túnel como San Gotardo yendo a taladrar los fines de semana. Se precisa perseverancia. De igual manera, no se construye un carácter cristiano siendo religioso los fines de semana. Santiago es claro con los oidores que, además, tienen mala memoria. La religión no es pasiva, no es tan insignificante que se nos pueda olvidar.
¿Cómo le tiene que sonar a Dios eso de “Perdona, pero se me había olvidado orar”? Santiago nos sugiere que hagamos mucho bien, y que lo hagamos bien. No creo que te diga nada si te desvías cinco milímetros; el hecho es llegar al otro lado.