Matutina para Jóvenes | Miércoles 09 de Abril de 2025 | En las palmas de sus manos

Matutina para Jóvenes | Miércoles 09 de Abril de 2025 | En las palmas de sus manos

En las palmas de sus manos

“Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo bueno; sus oídos están abiertos a sus gritos de auxilio” (Sal. 34:15, NTV)

Todos tenemos días en los que necesitamos una palabra de ánimo, saber que alguien se preocupa por nosotros y que está dispuesto a mantenerse a nuestro lado. Aquella mañana estaba teniendo uno de esos días. Fue entonces cuando me topé con la siguiente cita de El camino a Cristo. Hoy quiero compartirla contigo.

Presenta ante Dios tus necesidades, gozos, tristezas, preocupaciones y temores. No puedes agobiarlo ni cansarlo. El que tiene contados los cabellos de tu cabeza no es indiferente a las necesidades de sus hijos. “El Señor es muy misericordioso y compasivo” (Sant. 5:11). Su amoroso corazón se conmueve por nuestras tristezas y aun cuando las mencionamos. Llévale todo lo que te deje perplejo. Nada es tan grande que él no lo pueda soportar, porque él sostiene los mundos y gobierna todos los asuntos del universo. Nada que de alguna manera afecte nuestra paz es demasiado pequeño para que él lo note. No hay en nuestra experiencia episodio demasiado oscuro que él no pueda leer ni perplejidad demasiado difícil que él no pueda desenredar. Ninguna calamidad puede sucederle al más pequeño de sus hijos, ninguna ansiedad puede acosar al alma, ningún gozo puede alegrarla, ninguna oración sincera puede escaparse de sus labios, sin que nuestro Padre celestial esté al tanto de ello, y sin que tenga en ello un interés inmediato. Él “sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas” (Sal. 147:3). Las relaciones entre Dios y cada alma son tan distintivas y plenas como si no hubiera otra persona sobre la Tierra a quien brindar su cuidado, ninguna otra alma por quien dio a su Hijo amado (El camino a Cristo, pp. 100, 101).

Bebí cada una de estas palabras como si estuviera en el desierto más árido y me hubiera topado con un oasis. Sentí un calor en el pecho y fue como si Dios mismo me hubiera abrazado. En pocos instantes, mi día pasó de taciturno a alborozado. No sé qué día tienes delante de ti ni qué situaciones estás enfrentando, pero el Padre amoroso está interesado en tu vida. Sus ojos están sobre ti hoy. Él te lleva en las palmas de sus manos.

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