Matutina para Jóvenes | Miércoles 18 de Diciembre de 2024 | Compasión y testificación

Matutina para Jóvenes | Miércoles 18 de Diciembre de 2024 | Compasión y testificación

Compasión y testificación

«Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos […] y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes» (Mateo 28: 19-20).

Una trabajadora social encontró a un joven discapacitado en un barrio empobrecido de la ciudad. Con un corazón lleno de amor, se interesó en él con la esperanza de ayudarlo a volver a caminar. Se acercó a un cirujano ortopédico y logró convencerlo de realizar una operación. La trabajadora social se ofreció a cubrir todos los gastos médicos. La operación resultó exitosa y, después de un tiempo, el joven pudo caminar nuevamente e incluso correr.

Muchos años después, la trabajadora social compartió esta historia y concluyó diciendo: «Hoy en día, él es un adulto. Me encantaría escuchar sus opiniones sobre dónde creen que se encuentra ahora y qué creen que está haciendo». Muchos consideraron que posiblemente había logrado alcanzar el éxito profesional, imaginando que tal vez se había convertido en un reconocido médico, un respetado pastor o un exitoso ingeniero, entre otras posibilidades.

Después de unos minutos, la mujer añadió con pesar: «Lamento decirles que están equivocados. Actualmente, se encuentra en prisión porque cometió un asesinato. Pasamos mucho tiempo enseñándole a caminar, pero fracasamos en enseñarle el camino correcto a seguir».

Esta historia nos invita a reflexionar sobre la importancia de brindar no solo ayuda física, sino también orientación moral y espiritual a aquellos que lo necesitan. Al hacerlo, estaremos brindando un apoyo integral que abarca no solo el bienestar material, sino también el crecimiento espiritual de quienes están en dificultades. Nelson Mandela decía: «La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo». La mejor educación que podemos brindar es enseñar a otros las grandes verdades de la Palabra de Dios.

Por eso, aprovecha cada oportunidad para compartir el evangelio con quienes te rodean. De este modo, no solo les estarás dando esperanza y consuelo, sino también una guía y una dirección para sus vidas. Jesús dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre» (Juan 14: 6). Solo él puede transformar los corazones y darles un propósito eterno.

¿Qué acciones concretas puedes realizar para ayudar a otros a conocer el evangelio de salvación? Hoy es un buen día para hablar a otros de Jesús.

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