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«Mientras yo exista y tenga vida, cantaré himnos al Señor mi Dios» (Sal. 104:33)
A finales de 2015, uno de mis mejores amigos me hizo un regalo de cumpleaños que me dejó boquiabierto:
un hermoso maletín de piel con mis iniciales grabadas en el frente.
Unos meses después, mi amigo me comentó lo siguiente: «Jorge, cada vez que paso por tu oficina veo el maletín que te regalé sobre el escritorio y en tu casa lo he visto sobre un mueble. ¿Por qué no lo colocas sobre el piso?». «Lo que sucede —le contesté— es que aprecio mucho ese maletín. Por ser una muestra de tu amistad y por su calidad quiero que me dure mucho. Por eso no lo coloco en el suelo y cada semana lo lustro».
No sé qué opinas tú sobre el cuidado que le doy a mi maletín, pero creo que estarás de acuerdo conmigo en lo siguiente: El cuidado que le damos a un regalo dice mucho de nuestra relación con la persona que nos dio dicho regalo. Cuando recibimos un obsequio de alguien a quien amamos el valor del objeto se multiplica y no lo vemos en función a su precio, sino que añadimos un elemento incalculable que a menudo llamamos «valor sentimental».
Pensando en lo anterior te invito a reflexionar: ¿Qué estás haciendo con tu vida? La respuesta que des a esta pregunta te dará una idea de qué lugar ocupa su Dador en tu corazón. Muy a menudo, cuando oramos,
le pedimos a Dios que nos dé tal o cual bendición y le prometemos que, si nos da lo que le pedimos, haremos esto o aquello. Pero la realidad es que nuestra existencia es la mayor bendición que hemos recibido. ¡La vida misma es el regalo! Esa es la principal razón para cuidar tu cuerpo de las sustancias nocivas y las enfermedades que son el resultado de un estilo de vida poco saludable y para cuidar tu mente de la pornografía, la depresión, la envidia y la amargura, entre otros. Al mismo tiempo, como la vida es un regalo
de Dios, la mejor manera de vivirla es dedicándola al servicio y la gloria del Señor. Por eso David cantó: «Mientras yo exista y tenga vida, cantaré himnos al Señor mi Dios» (Sal. 104:33).
Y tú, ¿cómo vivirás tu regalo?