Accidente en la Quinta Avenida
«El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡qué grande es su fidelidad!» (Lamentaciones 3: 22-23).
Aquel hombre, de pie en el borde de la acera en la Quinta Avenida de Nueva York, estaba sumido en sus pensamientos mientras aguardaba un taxi aquel 13 de diciembre de 1931. El taxista, Mario Constantino, procuró frenar, pero no pudo evitar atropellar al peatón. El taxista respiró hondo cuando vio que el hombre aún estaba con vida. Pronto llegó la policía, y una ambulancia se llevó a Winston Churchill al hospital.
En otra ocasión, al referirse a las ocasiones en que se había salvado milagrosamente, Churchill confesó: «El hecho de haber salido ileso de estos percances me llena de gratitud hacia Dios por su misericordia, pero también me lleva a preguntarme por qué me he visto al borde del abismo y he sido salvado de caer».
No hay duda de que Dios protegió a Sir Winston Churchill para que desempeñara un papel significativo en la historia de este mundo. La existencia de cada ser humano, incluyendo la nuestra, es sostenida por la voluntad divina, y no meramente por la casualidad o el azar. Sin embargo, pocos se dan cuenta de que no es la suerte, sino la misericordia de Dios, lo que nos mantiene con vida día tras día.
La mayoría de nosotros no tenemos la menor idea de cuántas veces hemos sido salvados del peligro o la muerte. Si tan solo fuéramos conscientes de las innumerables ocasiones en las que hemos sido rescatados, seríamos más agradecidos.
Gracias a que Dios no falla, nuestros corazones continúan latiendo esta mañana. A través de su inquebrantable misericordia, el sol sigue iluminando hoy a través de la ventana. Por su fidelidad, tenemos algo en la mesa para desayunar. Podemos correr por el mundo y proclamar: «¡Estoy vivo! ¡Dios tiene un propósito para mi vida!».
¿Cómo puedes expresar tu gratitud a Dios porque su misericordia y fidelidad se renuevan cada mañana? ¿Qué situaciones o circunstancias te han hecho sentir la protección y el cuidado de Dios en tu vida?