Un hermano con una buena actitud
«La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús» (Filipenses 2: 5, NVI).
Ayer estudiamos el caso de Diótrefes, y vimos que tenía una mala actitud. Era orgulloso, malicioso y autoritario. No reconocía la autoridad de Juan ni la de los otros apóstoles y quería tener todo bajo su control.
En contraste con Diótrefes, Juan mencionó a otro miembro de iglesia llamado Demetrio, del cual dijo: «Todos, incluso la verdad misma, hablan bien de Demetrio. También nosotros hablamos en favor suyo, y tú sabes que decimos la verdad» (3 Juan 1: 12). Demetrio tenía una buena actitud. Era humilde, veraz y fiel. Tenía buen testimonio de todos y seguía la verdad del evangelio. Era un ejemplo para los demás y cooperaba con la obra de Dios.
¿Qué diferenciaba a Demetrio de Diótrefes? Diótrefes tenía una mala actitud; en cambio, Demetrio tenía la actitud correcta. La actitud correcta es aquella que refleja el carácter de Cristo, que se despojó de sí mismo y se humilló hasta la muerte por amor a nosotros, es aquella que busca la gloria de Dios y no la propia, y se somete a la autoridad de Dios y de sus siervos.
Pero quizá te preguntes: «¿Cómo puedo tener la actitud correcta?». Debes renovar tu mente con la Palabra de Dios. La Biblia dice: «Cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios» (Romanos 12: 2). La Palabra de Dios es el instrumento divino para transformar nuestra vida. Al leerla, estudiarla y meditar en ella, podemos conocer la voluntad de Dios y aplicarla a cada circunstancia que enfrentamos. Al hacerlo, nuestra actitud se irá alineando con la de Cristo y podremos vivir una vida que glorifique su nombre.
Empieza hoy mismo a renovar tu mente con la Palabra de Dios. Busca un tiempo y un lugar donde puedas estudiarla con oración. Pídele a Dios que te revele su verdad y que te ayude a ponerla en práctica. No te conformes con una mala actitud como la de Diótrefes, sino más bien busca tener una actitud correcta como la de Demetrio. En última instancia, sigue el modelo de Jesús, nuestro ejemplo en servicio, en amor y en humildad.