Matutina para Jóvenes | Sábado 05 de Abril de 2025 | A propósito, y con propósito

Matutina para Jóvenes | Sábado 05 de Abril de 2025 | A propósito, y con propósito

A propósito, y con propósito

“Te alabo porque soy una creación admirable” (Sal. 139:14, NVI)

Abby Hewitt es una jovencita de catorce años que se presentó ante la asamblea legislativa de Minnesota, en Estados Unidos, para contar su historia. “Nací con tres enfermedades congénitas graves del corazón —contó—. Me ingresaron al quirófano con apenas cinco horas de vida. Los doctores dijeron que solo tenía 40 % de probabilidades de sobrevivir la cirugía”.

Al concluir la operación, los médicos estimaron que la recuperación llevaría entre uno y dos meses; no obstante, Abby solo permaneció doce días en la unidad de cuidados intensivos. Los profesionales de la salud pronosticaron que Abby no alcanzaría un crecimiento significativo, probablemente enfrentaría dificultades en la visión y audición, experimentaría desafíos en el aprendizaje y se le dificultaría participar en actividades deportivas. “Hoy estoy en el 86 % de mi estatura promedio —contó Abby— y tengo visión y audición perfectas. Todas mis calificaciones están en “A” y practico baloncesto, vóleibol, corro en los cien, doscientos y cuatrocientos metros y practico salto con vara”.

Ante la mirada atónita de los legisladores, que estaban discutiendo una ley sobre el aborto, Abby continuó: “A pesar de lo que los médicos dijeron de mí, aquí estoy frente a ustedes, viva y creciendo. Por favor, no se olviden de la gente como yo. En 2021, al menos 183 bebés como yo fueron abortados en Minnesota. Tenemos derecho a vivir. No soy una estadística, mi enfermedad cardíaca no es lo que me define como persona, no soy un defecto”.

Acto seguido, Abby citó el versículo de hoy: “Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho” y contó cómo ese versículo había impactado su vida. “Este versículo me recuerda que fui creada a propósito, y con un propósito”.

El caso de Abby Hewitt me recuerda que la vida es un don de Dios y que tu valor no depende de factores externos como la salud o la economía familiar. Vales porque fuiste creado a imagen y semejanza de Dios (ver Gén. 1:27) y él te ama tanto que entregó a su Hijo por ti (Juan 3:16).

Dios te formó asombrosa y maravillosamente, a propósito, y con un propósito. ¿Y sabes cuál es ese propósito? Que prosperes en todo (3 Juan 2), que seas salvo y conozcas la verdad (1 Tim. 2:4) y que realices buenas obras (Efe. 2:10). Y lo mejor de todo es que hoy tú puedes decir como el salmista: “El Señor cumplirá en mí su propósito” (Sal. 138:8).

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