Matutina para Jóvenes | Sábado 08 de Marzo de 2025 | Lea, la envidiada

Matutina para Jóvenes | Sábado 08 de Marzo de 2025 | Lea, la envidiada

Lea, la envidiada

“Esta vez alabaré al Señor” (Gén. 29:35)

Los grandes cambios no suceden de la noche a la mañana. Ayer vimos que Dios vio el rechazo de Lea y la bendijo con hijos (ver Gén. 29:31). Hoy te invito a echar un vistazo al corazón de esta gran mujer y a aprender de su viaje espiritual y emocional.

El primer hijo de Lea se llamó Rubén, “porque dijo: ‘El Señor me vio triste. Por eso ahora mi esposo me amará’ ” (Gén. 29:32). El segundo se llamó Simeón, porque dijo “El Señor oyó que me despreciaban” (Gén. 29:33). El tercero se llamó Leví, porque dijo: “Ahora mi esposo se unirá más a mí, porque ya le he dado tres hijos” (Gén. 29:34).

Al poner nombre a sus hijos, Lea expresó las necesidades de su corazón. Ella deseaba que su esposo la viera y la amara, que la escuchara y le mostrara apego, y creyó que podía conseguirlo dándole hijos, pero estaba equivocada. Jacob siguió amando más a Raquel. Aunque estaba unido sexualmente a Lea, su corazón seguía prefiriendo a Raquel.

Pero todo cambió con el cuarto hijo, Judá, “porque dijo: ‘Esta vez alabaré al Señor’ ” (Gén. 29:35). “Esta vez”, Lea aprendió la lección y en vez de buscar el amor de Jacob, decidió concentrarse en el Señor.

Lea pensaba que la solución a su falta de belleza física y a su rechazo consistía en darle hijos a Jacob. Hoy hay muchas “Leas” que creen que van a encontrar el sentido de la vida, la felicidad y la autoestima en la pareja, los hijos o en los logros académicos, profesionales o económicos. Pero nada material ni ninguna persona en este mundo puede darte valor. Solo cuando te vuelves a Dios y lo alabas a pesar de las circunstancias externas encontrarás el sentido de la vida y tu verdadero valor. Cuando Lea se volvió a Dios “dejó de tener hijos” (Gén. 29:35). ¿Por qué? Porque dejó de necesitarlos cuando entendió que su valor no dependía del amor y la aceptación de Jacob sino de Dios.

Cuando Lea se volcó en alabanzas a Dios, él la bendijo mucho más de lo que ella esperaba. Al ser la madre de Judá, y antepasada del Mesías, pasó de ser “Lea la rechazada” a “Lea la envidiada”. Envidiada por su hermana (Gén. 30:1) y por todas las mujeres de la historia. “Esta vez”, decide alabar a Dios y notarás el cambio en tu vida.

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