Matutina para Jóvenes | Sábado 12 de Abril de 2025 | La bendición de tener hermanos

Matutina para Jóvenes | Sábado 12 de Abril de 2025 | La bendición de tener hermanos

La bendición de tener hermanos

“¡Vean qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!” (Sal. 133:1)

Mi madre siempre me cuenta que durante mis primeros dos años de vida, no quería dormir solo. Lloraba toda la noche y solo me calmaba si estaba en los brazos de mis padres o en la cama con ellos.

Pero todo cambió un día como hoy del año 1989. Ese día, mis padres llegaron a casa con un paquete especial: un hermanito llamado Jorge Lewis. Mi mamá me cuenta que aquella primera noche colocaron a Lewis en su cuna, al lado de mi cama, y a partir de entonces dormí como un lirón. Nunca más lloré ni estuve solo. Sin dudas, la llegada de mi hermano fue una gran bendición que cambió mi vida para bien.

Mi experiencia no es un caso aislado. La evidencia científica señala que tener hermanos proporciona incontables beneficios. Un estudio realizado en 2014 por la Brigham Young University reportó que contar con un hermano (o hermana) te hace una persona más simpática. En su libro Primal Screams, Mary Eberstadt señala que un hermano es el mejor paliativo para la soledad, te puede enseñar a lidiar con los conflictos y a mantener la paz, fortalece la salud mental, mejora el rendimiento académico y ¡hasta reduce tus probabilidades de divorciarte! La doctora Eberstandt concluye que gran parte de los problemas que la sociedad occidental está enfrentando hoy se deben a la reducción del tamaño de las familias modernas.

Aunque el salmista no era psicólogo, sí sabía que es “bueno y agradable que los hermanos vivan unidos” (Sal. 133:1) y aunque no realizó un estudio longitudinal también sabía que “allí es donde el Señor envía la bendición de una larga vida” (Sal. 133:3). “Pero Jorge —tal vez pienses— ¿y si yo no tengo hermanos? ¿Me pierdo esa bendición?”. ¡Por supuesto que no! La Biblia señala que todos podemos ser “miembros de la familia de Dios” (Efe. 2:19), una familia donde todos somos hermanos (ver Mat. 23:8). Y lo mejor de pertenecer a esta familia espiritual es que Jesús es nuestro Hermano mayor (ver Heb. 2:11). Él nos entiende, nos tiende la mano cuando caemos, nunca nos falla y siempre estará a nuestro lado.

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