Matutina para Jóvenes, Sábado 15 de Mayo de 2021

Matutina para Jóvenes, Sábado 15 de Mayo de 2021

Escuchar Matutina

Los que lloran

“Dios bendice a los que lloran, porque serán consolados” (Mat. 5:4, NTV).

Las plañideras eran mujeres contratadas para llorar en los entierros. Esto obedecía a una costumbre no solo del pueblo judío, sino del pueblo egipcio y de otras civilizaciones que incluso la han mantenido hasta hoy, como en México.

Había una plañidera que daba el tono de tristeza para que el resto la siguiera, según el tipo de muerto. 

Pero al hablar del llanto en el Sermón del monte, Jesús no se refería a estas mujeres. Tampoco hacía referencia al llanto ocasionado por la melancolía o los lamentos.

Sí está relacionado con el arrepentimiento sincero, que a su vez es consciente de la limpieza que Cristo puede traer por medio del perdón, y con el pesar que viene con las pruebas, que después se transformará en gozo.

“Las pruebas de la vida son las obreras de Dios para eliminar las impurezas y tosquedades de nuestro carácter El proceso de labrar, escuadrar y cincelar, de pulir y bruñir, resulta penoso; es duro ser oprimido sobre la rueda de esmeril. Pero la piedra sale preparada para ocupar su lugar en el templo celestial. El Señor no ejecuta trabajo tan cuidadoso y consumado en material inútil” (El discurso maestro de Jesucristo, p. 16).

Dios no desperdicia nuestro dolor. Puede usarlo y transformarlo en bendición más adelante de formas que ni imaginamos.

“Dios no desea que quedemos abrumados por una silenciosa tristeza […]. Quiere que alcemos los ojos y veamos su querido rostro amante. El bendito Salvador está cerca de muchos cuyos ojos están tan enceguecidos por las lágrimas que no pueden discernirlo. […] Su corazón está abierto a nuestros pesares, tristezas y pruebas. […] Podemos apoyar el corazón en él y meditar todo el día en su bondad. Él elevará al alma, por encima de la tristeza y perplejidad cotidianas, hasta un reino de paz” (ibíd, p. 17).

Con Jesús hoy podemos también unirnos en la compasión por el sufrimiento del mundo y, sin dejar que las lágrimas nos nublen la vista, hacer algo por la humanidad doliente.

Quizás hoy no estás llorando, pero dedica tiempo este sábado a pensar cómo tus motivos de tristeza pueden ser transformados en bendición para tu vida y la de los demás.

Esa sal derramada puede luego convertirse en la sal de la tierra…

Deja una respuesta