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«No debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos» (Gál. 6:9)
¿Conoces la regla de los dos minutos? James Clear, autor del libro éxito en ventas Hábitos atómicos, la expresa de la siguiente manera: «Cuando empiezas un nuevo hábito, no debe tomarte más de dos minutos» (p. 115). ¿Qué significa esto? Significa que si deseas desarrollar un nuevo hábito, como leer la Biblia, orar o hacer ejercicio, es recomendable comenzar con una actividad sencilla que no te lleve más de dos minutos.
Al leer la regla de los dos minutos, es posible que te cuestiones: «¿Dos minutos? ¿No es esto muy poco?
¿Debería conformarme con el mínimo esfuerzo?». En realidad, no se trata de conformarse con el mínimo esfuerzo, sino de utilizarlo como punto de partida. Esta regla tiene el propósito de ayudarte a superar la resistencia inicial al cambio y establecer una base sólida para desarrollar hábitos más significativos en el futuro. El objetivo es que la tarea sea tan fácil de realizar que no tengas excusas para no hacerla. Pero una vez que el hábito se haya afianzado, puedes ir aumentando la intensidad y la duración de la actividad. Por ejemplo, puedes pasar de leer un versículo a leer un capítulo, de orar dos minutos a orar quince, de caminar una cuadra a correr cinco kilómetros y hacer flexiones.
La clave consiste en ser constantes y perseverar. Lo más importante no es cuánto hagas cada día, sino cuántos días lo hagas. Uno de los mejores hábitos que podemos cultivar es el de hacer el bien a los demás. Refiriéndose a este hábito, Pablo aplica la misma regla de James Clear: «No debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos» (Gál. 6:9). El profeta Isaías dice que «si te das a ti mismo en servicio del hambriento, si ayudas al afligido en su necesidad, tu luz brillará en la oscuridad, tus sombras se convertirán en luz de mediodía» (Isa. 58:10).
Hoy es un buen día para que seamos la luz del mundo. Basta con emplear tan solo dos minutos de tu tiempo. Con el paso del tiempo cosecharás los frutos de tu perseverancia.