Escuchar esta entrada:

«Así dice ahora el Señor de los Ejércitos: ‘¡Reflexionen sobre su proceder!’ » (Hag. 1:5, NVI)
El exilio babilónico marcó un punto de inflexión en la historia de Israel. Después de setenta años, los judíos regresaron a su tierra y emprendieron la reconstrucción del templo. Unos dieciocho años después, cuando los trabajos de reconstrucción se habían detenido, Dios envió a Hageo para animar a los judíos. Pero en vez de pronunciar un elocuente discurso o una gran arenga, Hageo invita cuatro veces a los judíos a reflexionar y cada una de estas invitaciones nos enseña un aspecto vital de la fe.
1. «¡Reflexionen sobre su proceder! Ustedes siembran mucho, pero cosechan poco; comen, pero no quedan satisfechos» (Hag. 1:5-6). El primer tipo de reflexión se enfoca en nuestra realidad presente. Si yo deseo cambiar mi futuro debo conocer mi situación actual. Vivir una fantasía o desconocer mi presente equivale a autoengañarme.
2. «¡Reflexionen sobre su proceder! Vayan ustedes al monte, traigan madera y reconstruyan mi casa» (Hag. 1:7-8). El segundo tipo de reflexión tiene que ver con la voluntad de Dios para mi vida. Cada uno de nosotros debe orar y leer la Biblia para descubrir cuál es el plan de Dios para su vida actual y luego poner manos a la obra.
3. «Desde hoy en adelante, reflexionen. Antes de que ustedes pusieran piedra sobre piedra en el Templo del Señor, ¿cómo les iba?» (Hag. 2:15). En tercer lugar, es necesario reflexionar en el pasado. ¿Por qué estoy donde estoy? ¿Qué decisiones o situaciones me trajeron hasta aquí? Aunque no podemos cambiar el pasado, necesitamos conocerlo para no repetir los mismos errores.
4. «Reflexionen desde hoy en adelante […], día en que se pusieron los cimientos del Templo del Señor.
Reflexionen: ¿Queda todavía alguna semilla en el granero? […] ¡Pero a partir de hoy yo los bendeciré!» (Hag. 2:18-19). Por último, es necesario reflexionar en el futuro, en las promesas y los planes que Dios tiene para ti y apropiarte de dichas promesas por la fe.
Hoy te invito a realizarte estas cuatro preguntas: ¿Dónde estoy hoy? ¿Qué quiere Dios para mí? ¿Por qué estoy donde estoy? ¿Dónde desea Dios que yo esté mañana?

