
«Lloren con los que lloran» (Rom. 12:15)
Hace un tiempo que circuló por las redes un video conmovedor. Un caballero se encontraba de pie en el pasillo de un avión en pleno vuelo, desorientado, gritándole a los demás pasajeros que él no quería estar ahí y amenazando a la tripulación. Obviamente los pasajeros se asustaron, pensando que podría tratarse de un atentado terrorista.
Entonces una dama sale del baño y se acerca al caballero. Intenta calmarlo cantándole una canción, pero él no reacciona y se abalanza sobre uno de los presentes. La señora extiende los brazos y se interpone y le explica a la tripulación y a los pasajeros que el caballero es su esposo y que sufre de demencia. Como ve que todos están nerviosos, les pide: «Canten conmigo». Vuelve a entonar la canción y, uno a uno, los pasajeros se unen hasta formar un gran coro que canta: «Eres mi sol, mi único sol. Me haces feliz cuando el cielo está gris. Nunca sabrás, querido, cuánto te quiero. Por favor no me quites mi sol». Al escuchar la canción, el caballero se calma, comienza a sonreír y abraza a su esposa. Se sienta y todo vuelve a la normalidad.
Como los pasajeros, todos somos compañeros en el vuelo de la vida y a muchos nos resulta fácil sentirnos amenazados cuando no entendemos las acciones de los demás, sin tener ni la más mínima idea de la situación en la que se encuentran. Se nos hace más fácil sacar conclusiones y juzgar sin conocer los traumas de los demás que mostrar empatía y compasión y esa actitud suele empeorar las cosas.
Pero todo cambia cuando aprendemos a ver la vida a través de los ojos de los demás. Cuando formamos parte de la historia de los que sufren nos resulta más fácil mostrar empatía. Dios espera que nosotros suframos con los que sufren (Rom. 12:15) y que vivamos «unidos en un mismo sentir y amándonos como hermanos» (1 Ped. 3:8). Dios sabe que la empatía y la compasión son altamente contagiosas. Solo se necesita una persona que las demuestre para que, uno a uno, nos unamos como un gran coro humano en solidaridad con aquellos que sufren. ¿No te gustaría hoy ser esa persona que da la primera nota para mostrar empatía y calmar el dolor de los demás?

