Matutina para Jóvenes | Viernes 14 de noviembre de 2025 | El «caza» misericordioso

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Matutina para Jóvenes

«Dichosos los compasivos, porque Dios tendrá compasión de ellos.» (Mat. 5:7)

Durante la Segunda Guerra Mundial, un piloto estadounidense llamado Charlie Brown y su tripulación, a bordo de su bombardero B-17, sufrieron graves daños por fuego enemigo sobre Alemania. Con el avión en llamas y su tripulación herida, Brown luchaba por mantener la nave en el aire mientras intentaba escapar de la zona de combate. Fue entonces cuando el piloto alemán Franz Stigler avistó al B-17 en dificultades y decidió perseguirlo en su caza Messerschmitt. Sin embargo, al percatarse de la magnitud de los daños en el avión y la gravedad de la situación de la tripulación, Stigler sintió compasión y optó por no derribar la aeronave enemiga. En su lugar, escoltó al B-17 dañado fuera del territorio alemán, guiándolo hasta la costa para que pudiera aterrizar en suelo británico. Antes de partir, Stigler saludó a Brown y a su tripulación, deseándoles una pronta recuperación.

¿Cómo se explica que incluso en medio de la guerra más sangrienta de la humanidad alguien haya manifestado compasión hacia su enemigo? La ciencia moderna sugiere que, contrario a lo que se pensaba, la compasión no se aprende, sino que brota de forma natural del corazón. Las investigaciones recientes en el campo de la psicología señalan que «la compasión es una respuesta natural y automática en lo seres humanos y nos ha ayudado a sobrevivir como raza humana» (Emma Seppala, «The Compassionate Mind», Asociation for Psychological Science, 30 de abril de 2013).

Pero más que beneficios físicos y psicológicos, la compasión tiene una dimensión espiritual que no podemos soslayar. Aunque el pecado ha deteriorado la naturaleza humana, la compasión brota naturalmente del corazón porque fuimos creados a imagen y semejanza de Uno que es «tierno y compasivo, paciente y grande en amor y verdad» (Éxo. 34:6).

Jesús dijo que somos bienaventurados cuando manifestamos compasión hacia los demás (Mat. 5:7) porque, en primer lugar, ser compasivos refleja nuestra participación en la naturaleza divina y nos asemeja a Dios. En segundo lugar, la Biblia señala que en esta vida recogeremos lo que hemos sembrado (Gál. 6:7). La compasión que mostramos hacia los demás es como un búmeran: siempre regresa. De hecho, varios años después de la Segunda Guerra Mundial, Brown y Stigler se reunieron tras una búsqueda realizada por Brown para encontrar al piloto alemán que le había salvado la vida. En el momento del reencuentro, ambos se abrazaron y forjaron una amistad cercana.

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