El principal discípulo de Pablo
«Pablo llegó de Derbe y Listra, donde encontró a un creyente llamado Timmoteo, hijo de una mujer judía, creyente y de padre griego. Hechos 16:1 »
Durante su primer viaje misionero al extranjero, Pablo predicó en Listra, una ciudad de la provincia romana de Galacia. Allí se convirtieron dos judías: Loida y su hija Eunice. Esta última estaba casada con un griego y tenía un hijo llamado Timoteo, que también aceptó a Jesús. En el segundo viaje misionero, el misionero el apóstol se encontró en Listra a »un creyente llamado Timoteo» de quien todos los hermanos de Listra e Iconia hablaban bien.
Timoteo acompañó a Pablo en el segundo y tercer viaje misionero. Después viajo mucho en las misiones que el apóstol le encargó: a Tesalónica, Macedonia, Corinto y Éfeso. Llegó a tener tal prestigio entre las iglesias, que Pablo se complacía en llamarlo »su hijo».
Cuando Pablo en su segundo encarcelamiento en Roma, presentía que se acercaba a su fin, insistió en tener a Timoteo a su lado. » Has lo posible en venir a verme pronto» 2Timoteo 4:9. Seguro que el apóstol Pablo vió en Timoteo, aquel joven consagrado que sería su sucesor »como apóstol de los gentiles».
Timoteo ha sido un buen ejemplo para los jóvenes cristianos, durante muchos siglos, y ciertamente lo sigue siendo para esta generación. A jóvenes como tú, el apóstol, también aconseja : »sigue firme en todo aquello que aprendiste… recuerda que desde niño conoces las sagradas escrituras que pueden instruirte y llevarte a la salvación por medio de la fe en Cristo.» 2 Timoteo 3:14-15.
Trata de imitar los rasgos de carácter del joven Timoteo y tener una vida que sea de bendición para otros. Procura leer aparte de tu devocional personal las dos epístolas de Pablo a su discípulo. Estas cartas comprenden aproximadamente siete páginas llenas de sabios consejos para jóvenes como tú.
Te gustaría ser un joven de valor como el joven Timoteo? Hoy pon en páctica el siguiente consejo: » Has todo lo posible por presenarte delante de Dios como un hombre de valor comprobado, como un hombre trabajador que no tiene de qué avergonzarse, que enseña debidamente el mensaje de la verdad.» 2 Timoteo 2:15.