Encuentro en el monte Carmelo
“Acab, hijo de Omrí, comenzó a reinar en Israel […]. Pero su conducta fue reprobable a los ojos del Señor, e incluso peor que la de los reyes anteriores a él” (1 Reyes 16:29, 30).
Acab permitió que su esposa Jezabel estableciera a Baal como Dios de Israel, así como a Astarté. Baal era considerado el dios de la fertilidad, que además enviaba lluvia y permitía grandes cosechas. Astarté era la esposa de Baal. Dios mostró su poder con una sequía; en consecuencia, no habría cosechas. De esa manera Dios demostraba que él envía la lluvia y permite que el alimento llegue hasta las mesas de los hogares. La sequía duró tres años y medio y preparó a la gente para lo que pasó en el monte Carmelo. Ese tiempo fue suficiente para que la gente reconociera que Baal no podía hacer nada, y estuvieran dispuestos a reconocer a Dios.
En el monte Carmelo se reunieron 450 profetas de Baal y 400 profetas de Astarté. De parte de Dios, solo estaba Elías. Entonces el profeta presentó el desafío: “¿Hasta cuándo van a continuar ustedes con este doble juego? Si el Señor es el verdadero Dios, síganlo a él, y si Baal lo es, a él deberán seguirlo” (1 Rey. 18:21). Elías puso las “reglas del juego”: levantarían un altar, sacrificarían animales y los falsos profetas orarían a Baal. Si este respondía enviando fuego, entonces era el dios verdadero. Elías haría lo mismo, y si Dios respondía enviando fuego, sería la señal para matar a los falsos profetas, destruir los sitios de idolatría y renovar el pacto con Dios.
Los falsos profetas gritaron y se lastimaron en vano, sin ninguna respuesta. Entonces Elías clamó a Dios: “¡Respóndeme, Señor; respóndeme, para que esta gente sepa que tú eres Dios, y que los invitas a volverse de nuevo a ti!” (vers. 37). ¿Adivinas qué sucedió? ¡Sí! Cayó fuego del cielo y nadie tuvo dudas de que Dios era real.
Si dudas de que Dios es real o no, puedes orar y decírselo. Si buscas a Dios con sinceridad, él siempre te responderá.
