Todo esfuerzo tiene su recompensa
“Y me alegro también de las debilidades, los insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades que sufro por Cristo, porque cuando más débil me siento es cuando más fuerte soy” 2 Corintios 12:10.
¿Tocaste alguna vez una camisa o un vestido de seda? La seda es uno de los tejidos más valiosos del mundo. Como ya vimos, su valor se debe en cierto modo a que cada prenda de seda es el resultado del duro trabajo de muchos gusanos de seda pequeños. En Norteamérica, existe un gusano de seda conocido como polilla cecropia.
Como otras polillas, la cecropia pasa por cuatro etapas de desarrollo. Primero está la fase de huevo y después viene la colorida fase de oruga o larva. Durante este periodo, la larva crece más rápido que su propia piel. Su cuerpo va creando una nueva cubierta bajo la superficie de su piel y, cuando está lista, la larva abre la piel vieja y lucha por liberarse. Esto puede ocurrir entre cuatro y diez veces.
A continuación, la larva teje un capullo que envuelve completamente con fibras de seda. Pasa este tiempo como pupa, transformándose lentamente en una hermosa polilla. Una vez transformada, la polilla segrega un líquido que ablanda el extremo sedoso de su cámara. Empieza asomando la cabeza y luego utiliza las patas para liberar el resto del cuerpo. Así la polilla alcanza su plena madurez.
Cada etapa se alcanza solo a través del esfuerzo, y cada esfuerzo es necesario para que el insecto alcance el crecimiento completo.
¿Alguna vez sentiste que crecer es un trabajo duro?
El ejemplo de esta polilla nos enseña que conforme crezcamos habrá momentos difíciles en nuestra vida, pero formarán parte de nuestra experiencia. ¿No te sientes realmente bien cuando logras algo que te ha costó mucho esfuerzo? Recuerda que todas nuestras luchas y dificultades hacen que las cosas buenas de la vida sean mucho más hermosas.
Joelle