Matutina para Menores | Domingo 21 de Mayo de 2023 | No prestes atención

Matutina para Menores | Domingo 21 de Mayo de 2023 | No prestes atención

No prestes atención

“Sigan y honren solo al Señor su Dios; cumplan sus mandamientos, escuchen su voz y ríndanle culto; vivan unidos a él” (Deuteronomio 13:4).

Al crecer, enfrentamos distintas tentaciones. El enemigo quiere hacernos creer que tenemos que experimentar todo para saber si realmente conviene o no. ¿Adivina qué? ¡No tienes que “probar” nada que Dios ya prohibió en su Palabra! Obedecer nos evita mucho caos.

La tentación es todavía más poderosa cuando viene de alguien que conocemos o admiramos; o de un familiar o amigo. El tema central de Deuteronomio 13 es rechazar la invitación a apartarnos de Dios, no importa quién la plantee. La propuesta puede resumirse así: “Vamos y sigamos a otros dioses […] vamos a rendirles culto” (vers. 2). La misma idea se encuentra en el versículo 6.

En el primer caso (vers. 1, 2), la invitación la presenta un falso profeta. Un profeta puede predecir tanto un acontecimiento como hablar de parte de Dios sobre el presente. En los tiempos bíblicos los profetas de Dios eran honestos. No existían profetas 70 % u 80 % confiables. Eran confiables o no. Por otra parte, los falsos profetas intentaban alejar a la gente de los verdaderos mensajeros de Dios, y engañaban a muchos. Hoy conocemos un par de claves para distinguirlos: probarlos con la palabra escrita, como dijo Isaías: “¡A la ley y al testimonio! Si no dicen conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (8:20); y que vivan vidas transformadas por el poder de Dios (Mat. 7:16).

El segundo caso (vers. 6) destaca la posibilidad de que un familiar o un amigo íntimo nos traiga esa tentación. ¿Cómo debes responder? Declara que confías en Dios y que eliges obedecerlo. Esto puede ser difícil, pero Jesús afirmó: “Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo” (Luc. 14:26).

Dios siempre sabe lo que es mejor para ti. Y te ama más que cualquier ser humano. ¡Nunca lo olvides!

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