El profeta enojado
“Así que oró al Señor, y le dijo: ‘Mira, Señor, esto es lo que yo decía que iba a pasar cuando aún me encontraba en mi tierra. Por eso quise huir de prisa a Tarsis, pues yo sé que tú eres un Dios tierno y compasivo, que no te enojas fácilmente, y que es tanto tu amor que anuncias un castigo y luego te arrepientes’ ” (Jonás 4:2).
¿Por qué Jonás no quería ir a Nínive? ¿Será porque era una ciudad tan grande que se necesitaban tres días para recorrerla? (Jon. 3:3). ¿O tal vez se sentía intimidado por sus 120.000 habitantes? (4:11). ¿Quizá temía que lo tomaran como rehén? En realidad, la razón por la que el profeta no quería ir a Nínive era que no le parecía adecuado predicarles a los enemigos de Israel.
El versículo de hoy forma parte de una oración muy diferente a la que hizo cuando estaba dentro del gran pez. ¿Lo notaste? Jonás pronunció su mejor oración desde el peor lugar (dentro del pez). Y ahora que estaba a salvo y cómodo elevó su peor oración a Dios, demostrando enojo, celos y resentimiento.
Tristemente, Jonás tenía la esperanza de ver descender fuego del cielo que consumiera a los ninivitas. El profeta estaba tan enojado porque Dios no castigó a los ninivitas que le llegó a pedir que le quitara la vida. En lugar de eso, Dios hizo crecer una planta para que su sombra cubriera la cabeza de Jonás y se sintiera mejor, pero al día siguiente Dios hizo que la planta se secara. De esta forma Dios quería enseñarle algo a Jonás. Cuando vio la planta seca, Jonás se enfadó mucho. Es decir, demostró compasión por aquella planta que él no había creado, pero no por los ninivitas. Entonces, Dios le explicó que él sentía más compasión por las personas y los animales de Nínive porque él mismo los había creado.
Dios desea que nosotros compartamos el mensaje de salvación con todos. ¿Cómo puedes demostrar el amor de Dios a una persona hoy?