La intervención divina
“Levantaos y bendecid a Jehová, vuestro Dios: ‘Desde la eternidad y hasta la eternidad sea bendecido tu nombre glorioso, que supera toda bendición y alabanza’ ” (Nehemías 9:5).
El pueblo experimentó un reavivamiento de su fe. Es decir, su fe en Dios se fortaleció y se acercaron más y más a él. La clave para un reavivamiento no ha cambiado hoy: consiste en orar, leer la Biblia, confesar los pecados, separarse de ellos y unirse a Cristo. Pero el pueblo fue un paso más allá: firmó un documento como recordativo de su decisión: “A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por nuestros gobernantes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes” (vers. 38).
El capítulo 9 parece un Salmo, porque gran parte está escrito como un canto o poesía (vers. 5-37). Allí se menciona la grandeza de Dios como Creador: “Tú hiciste el cielo y lo más alto del cielo, y todas sus estrellas; tú hiciste la tierra y todo lo que hay en ella, los mares y todo lo que contienen. Tú das vida a todas las cosas. Por eso te adoran las estrellas del cielo” (vers. 6).
Hoy podemos notar que el mundo está lleno de personas con ideas que contradicen la verdad de la Biblia, para no dejarte confundir por ellas, siempre recuerda quién es el Señor del universo, quien creó todo lo que existe. Para él tú eres lo más importante.
El versículo 7 menciona a Abraham, a quien Dios había escogido y quien se convirtió en alguien muy importante para los israelitas:
Dios lo escogió.
Dios lo sacó de Ur de los caldeos.
Dios le puso nombre.
Dios estableció un pacto con él (vers. 7, 8).
Todo esto nos recuerda que todo lo que ocurre en nuestra vida es gracias a la intervención de Dios (o “divina”). Piensa en las cosas buenas que ocurrieron en tu vida y en todo lo bueno que tienes, ¿qué tal si haces una lista y le agradeces a Dios por su intervención en tu vida?