El despilfarro
“En casa del sabio hay riquezas y perfumes, pero el necio gasta todo lo que tiene” (Proverbios 21:20).
¿Sabías que el bien más preciado que tenemos no son nuestros recursos materiales, sino el tiempo? La Biblia dice que el insensato no lo aprovecha en asuntos útiles, sino que lo malgasta.
La respuesta favorita de una persona necia a las indicaciones de sus padres es: “Lo haré después”. Por ejemplo, alguien insensato es aquel a quien el primer día de clases le dan una tarea que debe entregar para el final del mes, y piensa: “¡Todavía tengo mucho tiempo! La haré después”. Entonces el último día antes de la entrega, se sienta frente a la computadora para empezar la tarea, pero se distrae en las redes sociales o con videojuegos. Cuando se da cuenta, ya transcurrieron varias horas, así que se siente un poco cansado y considera necesario tomar una siesta. Así que termina haciendo la tarea a las apuradas y sin mucho esfuerzo. ¿Qué calificación crees que obtendrá?
Por otra parte, el necio cree que la juventud y la fuerza le durarán siempre, por lo cual no las administra correctamente y perjudica su salud. La fuerza es como el agua, y no se debería desperdiciar nunca, es un bien valioso que no durará para siempre. Salomón aconseja: “No derrames el agua de tu manantial; no la desperdicies derramándola por la calle” (5:16).
Por último, respecto a los bienes, el sabio nos recuerda: “Pues ni riquezas ni coronas duran eternamente” (27:24). Gastar todo lo que se tiene sin invertir, ahorrar y prever para el futuro es una insensatez. No es sabio poseer todo en el momento en que se quiere, aun a costa de endeudarse. Salomón también nos dice que el necio lo quiere tener todo, “se entrega al placer, el vino y los perfumes, [pero] terminará en la pobreza” (21:17).
Verdaderamente, es muy importante ser buenos administradores de los dones que nos dio: el tiempo, los talentos y los recursos. Pídele ayuda a Dios para no despilfarrar esos regalos.