Josafat
“El Señor estuvo con Josafat, porque procedió como David, su antepasado, lo había hecho al principio. No sirvió a las diversas representaciones de Baal, sino al Dios de su padre, cumpliendo sus mandamientos, sin seguir el ejemplo de la gente de Israel” (2 Crónicas 17:2, 3).
Josafat fue hijo de Asa y de Azuba. Reinó en Judá durante 25 años. Al final de su reinado, el balance es positivo. Se lo recuerda como alguien que anduvo en los buenos caminos de su padre (1 Rey. 22:43) así como del rey David. Josafat extendió el territorio de la nación y terminó la tarea de quitar los ídolos de los lugares altos (2 Crón. 17:6).
Además, el rey decidió enviar a los príncipes a organizar al pueblo para que los levitas pudieran enseñarles regularmente la ley. ¡Qué ejemplo importante para nosotros! Ellos estudiaban el Pentateuco (ver. 7-9), que era todo el texto bíblico que tenían. Nosotros tenemos la Biblia completa, llena de mensajes de Dios.
Otro factor que ayudó al desarrollo de la nación en el reinado de Josafat fue la paz que tuvo Judá con las demás naciones. Esto le permitió al rey fortificar algunas ciudades y apartar otras como ciudades de aprovisionamiento; su ejército también creció, hasta llegar a tener unos 1.160.000 combatientes (vers. 12-18). Además, el rey puso jueces para que administraran la justicia desde Beerseba hasta Efraín. El rey les dejó en claro cuál era su función y los animó a depender de Dios: “Fíjense bien en lo que hacen, porque no van a juzgar en nombre de los hombres, sino del Señor, que estará con ustedes cuando den el fallo” (19:6).
En general, en los días de Josafat, el reino se ganó el respeto de las demás naciones: “Todos los reinos de los países que rodeaban a Judá sentían tal miedo al Señor que no se atrevían a pelear contra Josafat” (vers. 10).
Sin duda, los 25 años del reinado de Josafat fueron buenos porque dependió de Dios, y eso lo vieron hasta las naciones vecinas. Dios quiere que tu vida sea un ejemplo y que todos vean que Jesús es tu amigo.