Ropas nuevas y limpias
“Entonces el ángel ordenó a sus ayudantes que le quitaran a Josué aquellas ropas sucias. Luego le dijo: ‘Mira, esto significa que te he quitado tus pecados. ¡Ahora voy a hacer que te vistan de fiesta!’ ” (Zacarías 3:4).
En la cuarta visión que Dios le mostró a Zacarías, Satanás se acerca a Josué para acusarlo de sus pecados. Las ropas sucias representan esos pecados, es decir, los pensamientos y las acciones que no le agradan a Dios.
¿Alguna vez te ensuciaste la ropa con una deliciosa comida? Seguramente sí. Y eso no es tan desagradable como ensuciártela, por ejemplo, con el excremento de tu mascota, ¿verdad? Bueno, más desagradable que eso resulta el pecado para Dios. Ahora imagínate a Josué con sus ropas sucias; ciertamente para Dios hubiera sido fácil dejarlo así y apartarse de él. Pero en lugar de eso, le mostró su gracia y compasión: mandó a sus ayudantes a que le quitaran esa ropa sucia, desagradable y seguramente olorosa (sus pecados), y que lo vistieran con ropa nueva “de fiesta”. Ahora Josué se veía muy limpio y seguro olía muy bien.
La Biblia nos dice que Jesús tomó nuestras ropas sucias y se las puso él mismo al morir en la cruz por nuestros pecados. A todos los que aceptan a Jesús como su Salvador, Dios les pone esas ropas nuevas y limpias que huelen muy bien. “Cristo no cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo hizo pecado, para hacernos a nosotros justicia de Dios en Cristo” (2 Cor. 5:21). De manera sorprendente Dios nos brindó su misericordia. ¡Qué maravilla! Gracias a la vida limpia de Jesús y su sacrificio, cualquier persona, sin importar cuán sucia esté “su ropa”, Dios le ofrece ropas de fiesta; es decir, una nueva vida con Jesús.
Zacarías 3:6 y 7 dice: “Luego el ángel del Señor le dijo a Josué: Esto dice el Señor todopoderoso: ‘Anda por mis caminos y cumple todos los deberes que te he encomendado. Si lo haces así, […] yo te daré un puesto entre estos ángeles que están a mi servicio’ ” (DHH).
Lo mismo puede hacer Dios contigo. ¿Aceptarás esas ropas nuevas?
