Los mangles rojos
“Dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará” Proverbios 22:6.
En algunas costas de los trópicos, las orillas están repletas de árboles. Las semillas de los mangles rojos brotan cuando aún están unidas a la rama del árbol y de esta semilla brota una raíz de hasta 22 centímetros de largo. Cuando la semilla se despega de la rama, cae con la raíz por delante, en el fondo blando y fangoso, o flota en el agua como una canoa. Mientras flota por el río, la semilla sigue creciendo y su afilada raíz empieza a apuntar hacia abajo.
En el momento que toca tierra, esta pequeña plántula envía rápidamente nuevas raíces al suelo y pronto el arbolito está enraizado en el suelo. Los mangles rojos echan muchas raíces arqueadas (parecen las varillas de los paraguas) y están tan bien sujetos que suelen resistir huracanes, incluso cuando otros árboles son derribados. En el agua, las raíces del árbol forman un bosque subterráneo que atrapa tierra, plantas y basura hasta que se crea un nuevo terreno bajo ellas.
Los hábitos, buenos o malos, pueden ser como las raíces del mangle rojo. Una vez que germinan, echan raíces rápidamente en nuestra vida. Los buenos hábitos pueden ayudarnos a mantener los pies en la tierra pase lo que pase y nos ayudarán a formar aún mejores hábitos, de igual manera que las raíces de apoyo del mangle rojo siguen creciendo. Los buenos hábitos nos fortalecerán, igual que las raíces fortalecen el árbol.
Pídele hoy a Jesús que te ayude a echar buenas raíces y a adquirir buenos hábitos que te ayuden durante toda tu vida.
Vicki