
Lluvias de colores de amabilidad
«Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia «. Colosenses 3:12.
Era el cumpleaños de mi hermana, yo tenía unos siete u ocho años. Fuimos a festejar en un restaurante de nuestro barrio, que tenía una enorme puerta roja. Era de tardecita y el tiempo estaba lluvioso. La lluvia era tímida al principio, de esas que no causan miedo ni siquiera a un bebé.
Pero… allá adentro, escuchábamos cómo la lluvia aumentaba y golpeaba más fuerte contra las ventanas del restaurante. Las personas llegaban empapadas, goteando agua en todo el suelo, las mujeres llegaban con sus elegantes vestidos encharcados y los hombres traían sus trajes mojados. Nótela cara de preocupación de mi papá. El automóvil había quedado lejos y los frágiles paraguas serían incapaces de protegernos.
Además, estaba oscureciendo. Comimos y hasta pedimos postre (torta, claro), pero pronto llegó la hora de irnos. Nos miramos los unos a los otros. Papá, mamá, tres niños y solo dos paraguas. Nos detuvimos en la gran puerta de entrada, tomando coraje para salir de allí. De pronto, un hombre se acercó. Tenía puesto un piloto de lluvia gris y traía una inmensa sombrilla de muchos colores. Era un señor que vivía en la calle, que ya habíamos visto cerca de allí. Ayudó a una pareja joven a bajar del automóvil y los guio al restaurante. Después, nos ofreció la protección de su sombrilla que ahora no solo servía para proteger del sol, sino también de la lluvia. Él sonreía, no porque mi papá le dio una ayuda en agradecimiento, sino porque estaba ayudando a las personas. Mamá comentó cuán elegante y amable fue su actitud. Recuerdo que pensé cuánto me gustaría ser así de elegante con las personas.
MI ORACIÓN MI DIOS, QUE MIS ACTITUDES Y PALABRAS SEAN ELEGANTES Y AMABLES
Elegancia: Algo lleno de belleza y equilibrio en sus colores, formas y estilos.