
Un bichito elegante
«Hijo mío, no pierdas de vista el sentido común ni el discernimiento. Aférrate a ellos». Proverbios 3:21.
El camino rodeado de plantas y animales hizo de ese viaje en familia algo emocionante. Bajamos del automóvil cuando vimos pasar una pareja de conejos, que se escondió en el arbusto más alto sin perder tiempo. Al respirar el aire puro, sentimos el cuidado de Dios al crearnos. Charlábamos acerca de eso cuando escuchamos un ruido. ¿Qué sería?
Tímida, una seriema (o cariama) salió de un arbusto cercano. ¿Conoces esa ave? Tenía piernas rojas largas y finas, cabeza pequeña y cuerpo marrón, casi del color del arbusto.
-¿Cómo logra quedarse de pie así, con una sola pata? -preguntó Samuel e imitó la pose de la seriema por un segundo, antes de perder el equilibrio y caer al suelo. -Ella tiene mucho equilibrio -dijo su mamá con dulzura, y tomó al niño en sus brazos.
Sonreímos.
Dios es el Creador perfecto. Armonizó los colores, las formas y hasta los sentidos de los animales. También nos ayuda a equilibrar todo en nuestra vida, y hasta nos enseña