
¿Está tu lámpara encendida?
“Tu palabra es una lámpara que guía mis pies y una luz para mi camino” (Salmos 119:105).
Mientras visitábamos la librería del barco Logos Hope, mi esposo fue a la sección de Biblias pues le hacía falta, y eligió una. Alegre por su nueva adquisición vino emocionado hasta mí y dijo:
–¿Quieres una Biblia?
En seguida le dije, bajando mi volumen y acercándome a su oído:
–Si Jesús me viera comprando otra Biblia, sin duda me diría como a la mujer junto al pozo, que cinco Biblias he tenido y aun la que tengo ahora no la he leído con completa devoción.
En ese momento, nos causó gracia. Sin embargo, era una realidad. Días antes de ese evento, me había detenido en el librero para contar las Biblias que tengo y ese era el número: cinco Biblias. Aunque sí las había leído, no me parecía suficiente el tiempo que les había dedicado. ¿Cuántas Biblias conforman tu colección? A veces, repetimos el versículo de hoy sin hacerlo realidad en nuestra vida, pues nuestros actos siguen dando testimonio de estar en las tinieblas.
Hellen Keller dijo: “Amo la Biblia como a ningún otro libro. La Biblia me inspira un sentimiento profundo y consolador de que las cosas visibles son temporales y las invisibles eternas”.
Es vergonzoso para mí que estando Hellen privada de la luz, sumergida en las tinieblas haga tan acertada declaración y yo, que puedo ver, he desperdiciado tiempo valioso que podría haber sido empleado en la lectura de tan magistral obra. ¿Te imaginas cuán difícil te sería leer un versículo con los dedos? Esta mujer estaba realmente viviendo en la luz que le daba la Palabra de Dios.
Es posible que tengamos tantas Lámparas en nuestra casa que simplemente están apagadas, no porque se haya terminado su reserva de batería sino porque no las abrimos para que puedan iluminar nuestra vida. Si en verdad escudriñáramos las Sagradas Escrituras, no albergaríamos ni siquiera sombras de dudas o tristezas pues, confiando plenamente en Jesús, esperaríamos su venida, andando con paso firme en este camino lleno de piedras, sin caer.
¿A dónde te llevan tus pasos? ¿Está tu camino realmente iluminado por la Palabra de Dios? La buena noticia es que la Biblia nunca dejará de iluminar. Aún conservo la Biblia que me regaló mi madre el primer día del año 2000 y su dedicatoria dice así: “Querida hija, deseo que esta Lámpara te guíe hasta tu hogar celestial”. Ese también es mi deseo para ti esta mañana.