Matutina para Mujeres | Domingo 23 de Abril de 2023 | Miedos, hechos y realidades

Miedos, hechos y realidades

Is-boset se quedó callado, pues le tenía mucho miedo a Abner. 2 Samuel 3:11, TLA.

Is-boset, hijo de Saúl, gobernaba en representación de su padre, pero le hacía falta valor y el pueblo se daba cuenta de su incompetencia. Desertaban y se unían a las filas de David, quien se iba fortaleciendo (2 Sam. 3:1).

Abner, comandante en jefe del ejército, sostenía la tambaleante dinastía. Sabía que David había sido designado como sucesor al trono por Dios mismo, pero no lo reconoció al principio. Había perseguido a muerte a David durante muchos años, y promovió el odio que Saúl tenía por David. Cuando David lo acusó públicamente de no proteger a su señor el rey, porque se había dormido mientras escudaba a Saúl (1 Sam. 26:15, 16), crecieron el odio y la venganza en su corazón. Por eso se empeñó en mantener el gobierno de la casa de Saúl.

Is-boset culpó a Abner de convivir con una de las concubinas de su padre. Temía que Abner siguiera la costumbre de los países orientales, en que el harén de un rey pasaba a formar parte de la herencia del sucesor. De ser cierto, era un acto de traición. Abner se enfureció tanto con la acusación que juró entregar a David todas las tribus de Israel. Sería un honor para David recibir en sus filas a este valiente y reconocido guerrero.

El miedo de Is-boset de perder al hombre más fuerte de su gobierno se hizo realidad. Sus constantes temores lo hicieron cada vez más incompetente e inestable. Un miedo persistente puede hacerse realidad: “Muy íntima es la relación entre la mente y el cuerpo. Cuando una está afectada, el otro simpatiza con ella. La condición de la mente influye en la salud mucho más de lo que generalmente se cree. Muchas enfermedades son el resultado de la depresión mental. Las penas, la ansiedad, el descontento, el remordimiento, la culpa y la desconfianza, todo tiende a menoscabar las fuerzas vitales, y llevan al decaimiento y a la muerte” (MC, p. 185).

Is-boset hacía lo correcto al reprender a su hombre de guerra, pero su falta de fortaleza moral le impidió mantener su autoridad. Se necesita coraje para permanecer firme en nuestras convicciones y confrontar lo que es incorrecto.

Ruega por sabiduría y coraje para defender con firmeza y sin temor la verdad, lo digno y lo correcto. Analiza si tus miedos están afectando tu salud física y emocional, tu toma de decisiones y tus relaciones. Que ningún miedo acalle tu conciencia de señalar el error y corregirlo.

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