Ser “ayuda idónea”: el llamado más elevado que pueda existir
“Los títulos solo son oportunidades para servir”. John Ortberg
¿Para qué fue creada la primera mujer? Según Génesis 2:18 (RVR60), “dijo Jehová Dios: ‘No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea’ ”. Entonces creó a los animales, pero no halló ayuda idónea para Adán entre los animales (vers. 20). Por eso “hizo caer un sueño profundo sobre Adán […] e hizo una mujer” (vers. 21, 22). Tal como desprendemos del texto bíblico, Eva fue creada para ser “ayuda idónea” de la otra mitad de la humanidad. Y aquí surge el problema. Cuando leemos en la Biblia que la mujer fue creada para servir, es decir, para ayudar, no nos gusta nada. Nos viene a la mente la imagen de una criada o de una secretaria que, en nuestros tiempos, no tienen prestigio social.
Hoy, la persona que goza de prestigio no es la que sirve, sino la que es servida. Sin embargo, la primera mujer fue creada para servir. ¿Significa esto que fue creada inferior al hombre? Seguro habrás contestado “No”, porque eres mujer. Pero una cosa es lo que piensas y, otra distinta, poder demostrarlo con la Biblia. Afortunadamente, la Biblia aclara este asunto sin dejar lugar a dudas.
Haber sido creadas para servir no significa haber sido creadas inferiores; lo sabemos bíblicamente por dos razones. Hoy hablaremos de la primera razón, mañana analizaremos la segunda.
La palabra ezer que se traduce como “ayuda idónea” en el relato del Génesis, se usa 21 veces en el Antiguo Testamento. Solo en dos ocasiones se refiere a Eva, y en dieciséis se utiliza para referirse a… (¿adivinas a quién?). Vamos a ver juntas dos ejemplos (te dejo de tarea los otros catorce). Salmo 33:20 (RVR60): “Nuestra alma espera en Jehová; nuestra ayuda [ezer] y nuestro escudo es él”. ¿Quién es nuestro ezer, nuestra ayuda idónea? Jehová Dios. Deuteronomio 33:29 (NVI): “¡Sonríele a la vida, Israel! ¿Quién como tú, pueblo rescatado por el Señor? Él es tu escudo y tu ayuda [ezer]”. De nuevo, ¿quién es el ezer, la ayuda idónea del pueblo elegido? El Señor, Dios.
¡Sonríele a la vida, mujer cristiana! Si Dios usa la misma palabra para referirse a ti que para hablar de sí mismo, ¿puede tener algo degradante el hecho de ser “ayuda idónea”? ¿Puedes considerarte inferior por el hecho de servir? Al contrario, cuando eres ayuda, cuando sirves a otros, estás reflejando la imagen de Dios en este mundo. Y ese es el llamado más elevado que pueda existir.
“No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea” (Gén. 2:18, RVR60).